Las recurrentes movilizaciones y marchas de los Movimientos Sociales cayetanos y de los de izquierda -pese a la pandemia- y las últimas expresiones de sus referentes respecto a que «los subsidios asignados no son suficientes» y que «el conflicto social es los barrios está tomando una magnitud inusitada», sirvió de impulso para la creación de una «Mesa de Crisis», un proyecto que ya se venía hablando pero que advierte la necesidad de apurar su conformación.
La función de este nuevo organismo interministerial sería «administrar» o «centralizar» esos conflictos, y sobre todo, prevenirlos antes que escalen y puedan volverse incontrolables.
Según ellos mismos lo expresan -en público y en privado-, las expectativas de los Movimientos Sociales respecto a la ayuda Estatal para paliar la pobreza fueron otras, de hecho hay coincidencia de fondo respecto a que desde el Gobierno se quiere ayudar a los pobres, el dabate hoy está en el «cómo» se lo está haciendo.
El contrapunto surgió con el anuncio del incremento de la Tarjeta Alimentar, una buena noticia que recibió muchas críticas de parte de los referentes de la Economía Popular, que insisten en la necesidad de armar un proyecto productivo, de generación de empleo que exceda el plan, la ayuda social, sino que genere trabajo genuino, lo que consideran el único modo posible de generar verdadera «integración» de aquellos que hoy permanecen condenados a la marginalidad y a la pobreza.
Este reclamo se traduce en algo así como lo que proponía el Papa Francisco, un plan de Tierra, Techo y Trabajo, tres cuestiones que dignifican y que equiparan. Algo que seguramente le planteó el ex cardenal Bergoglio en el Vaticano al presidente Fernández, con quien, según trascendió en encuentro privado fue corto y moderadamente cordial.