Este 1 de Mayo se cumplirá un año más del día Internacional de los Trabajadores, una de las pocas jornadas que se celebran al mismo tiempo en casi todos los países del globo. Habiendo quedado –aparentemente- atrás la pandemia, será un año por demás especial, porque si bien parece que la hemos superado, los flagelos y secuelas que ha ocasionado, los padeceremos por décadas.
Se suma en lo local, una economía totalmente desequilibrada, con indicios de despegue pero sin rumbo claro, producto de las desavenencias de la política que éste domingo 1 de Mayo, día del Trabajador, no encontró motivo suficiente para saldar sus diferencias y poder dar una muestra de unidad, indispensable para la batalla laboral que se necesita en un país con casi dos dígitos de desocupación y que ronda el 40% de pobreza.
Esa tensión interna del Frente de Todos hace espejo en las distintas expresiones del sindicalismo que se verán reflejadas también en los próximos días con actos diferenciados. Los movimientos sociales que apoyan al Gobierno nacional realizarán una manifestación convocada para el Día del Trabajador en la 9 de Julio. Anticipan que será masiva con una concurrencia aproximada de 300 mil personas. Sector «albertista» que tiene un espacio dentro de la agenda pública, en el intento de lograr una transición del Plan Social al trabajo formal de la economía popular.
Por otro lado, los sectores sindicales del PJ Bonaerense confirmaron para el sábado 30, un plenario en Baradero que cerrará Máximo Kirchner -según anticipan, con el mismo tono combativo que tuvieron ésta semana, o más- contra el mismo Gobierno que conforman. Será el sábado por la tarde en el predio de Luz y Fuerza con dirigentes gremiales de los 135 distritos de la Provincia.
Los referentes sindicales confirmados serán cercanos al Moyanismo, a la CTA y parte de la Corriente Federal. «El Frente de Todos asumió la responsabilidad de transformar la realidad de las personas y sacar de la pobreza a los que dejó allí el macrismo», añadió el representante de los docentes bonaerenses, en clara oposición al ajuste que impulsa Martín Guzmán para achicar el déficit.
Voces de la CGT más tradicional, ya habían anticipado que los ánimos no estaban para hacer una convocatoria masiva en ésta fecha y menos en éstas condiciones. Han “bancado al ministro de Economía con el acuerdo con el FMI”, pero los índices de precios que permanecen por las nubes, ponen en jaque todos los acuerdos paritarios y el compromiso presidencial de que los salarios iban a reajustarse por encima de la inflación.
Además, ésta ruptura en la coalición de Gobierno, paraliza las acciones necesarias para impulsar la producción. Y genera réplicas puertas adentro de la calle Azopardo, que evidentemente no pueden saldarse ni siquiera un 1 de Mayo, fecha emblemática para la central obrera, que ésta vez la dejará pasar sin protagonismo ni reclamo.