La crisis comercial se agravó en la Avenida Corrientes desde que es peatonal

Los altos alquileres y la caída del consumo han logrado que la avenida Corrientes ya no es lo que era, a pesar de las nuevas obras de infraestructura que la embellecieron y buscaron una ecuación opuesta a ésta. Es que con las nuevas obras se duplicaron los precios del metro cuadrado y eso fue un golpe letal.

Pero Corrientes una calle plena de librerías, espectáculos intelectuales, bares y restaurantes ya no tiene la vida que tenía. Los locales más importantes se vaciaron y ya no volvieron a alquilarse. En abril de este año se inauguró la peatonal, pero ni eso logró resucitarla.

La peatonal trajo más gente, pero el consumo cayó más de un 30%, sólo en los últimos tiempos. Los locales no se alquilan porque los dueños ahora piden el doble que antes y “No dan los números» dicen los encargados gastronómicos.

El metro cuadrado cotiza entre 30 y 50 dólares pero la oferta es hasta 20. Hay marcas interesadas, “pero no a esos precios». Buenos Aires Grill, Revire Brasas Bravas, Tostado y Funes son los últimas opciones gastronómicas que llegaron. El resto, prefiere permanece a la espera que bajen los valores o se reactive el consumo.

Hay una serie de históricos locales como La Churrasquita, un clásico de la gastronomía porteña, que desde hace más de un mes colgó un cartelito de «cerrado por reformas». Si bien aseguran que reabrirá, cada vez que un local gastronómico puso esa frase, pasó largo tiempo cerrado y no siempre volvió a abrir.

También La Pasiva, hace más de dos años que está cerrado. Por sus dos pisos, con sótano y entrepiso, piden US$10.000 y no hay manera de alquilarlo. Al lado está el mega local de 1.314 metros cuadrados que cerró Musimundo a principios de 2018. Piden U$S16.000 mensuales con subsuelo y primer piso, y sin expensas, pero no se alquila.

También la que fue la heladería Iceland está disponible. No hay forma de alquilarla, ni tampoco a varios que están sobre la misma cuadra y no encuentran dueño.