El congreso de noviembre pasado en que asumieron las nuevas autoridades de la Confederación General del Trabajo (CGT) se había planteado como uno de los objetivos principales para esta etapa la normalización de sus distintas regionales, apuntando a reforzar la estructura federal con una participación efectiva de los gremios de todo el país.
En el congreso cegetista de Parque Norte se eligió al metalúrgico Antonio Caló como secretario del Interior, coordinando con Horacio Otero, quien debería centralizar las relaciones con los diferentes gremios provinciales. Este organismo confirmó que hasta el momento fueron suspendidas las delegaciones regionales de las provincias de Córdoba, Rosario, Santa Fe, Corrientes, Neuquén y San Luis, entre otras, porque “no habían sido normalizadas tras la reunificación del movimiento obrero en 2016”.
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Según se detalló desde la Central obrera, a la brevedad serán designados delegados normalizadores para cada provincia y que Caló será el responsable de notificar a los respectivos gobiernos provinciales y a las correspondientes delegaciones del Ministerio de Trabajo, aclarando que las únicas conducciones válidas serán aquellas reconocidas formalmente por la CGT con una entrega de certificaciones.
La cuestión de las tensiones entre sectores “unitarios” que buscan concentrar el poder en Buenos Aires y los “federales” que buscan poner en valor a las distintas regionales fue clave en la creación de la llamada Corriente Federal de los Trabajadores (CFT), una de las corrientes internas de la CGT que viene haciendo crecer su protagonismo en estos años.