La propuesta en muchos casos no pareció ser más que un «golpe de efecto» en el año electoral, particularmente en el Poder Legislativo donde no se hicieron eco de que el «ajuste» debe comenzar «por casa».
Los 60 legisladores recibieron una asignación bruta de $ 185.624,90 y un neto de $ 125.000 gracias a la paritaria legislativa del 43,2% y se está negociando un incremento más a cuenta de 2018 para no perder «ni un punto» frente a La inflación.
El argumento de la suba aduciendo que «los sueldos de un legislador porteño son los más baratos del país» generaron polémica, pero insistiron en que, al contrario de otros distritos y de la situación en el Congreso nacional, los ediles «no cobran viáticos, no se les da líneas de celular ni tienen caja chica».