La aparición de unos cien casos de COVID19 en personal sanitario encendió alarmas

Fue en un solo día. Por eso la noticia puso en estado de alerta a sindicalistas y Gobierno. Parte del plan del Ejecutivo en el que, con una estricta cuarentena nos anticipamos para evitar imágenes de colapso sanitario, se desdibujaban este jueves, cuando en 24 horas se conocieron más de un centenar de casos de contagio de coronavirus dentro del personal de salud.

Dada la magnitud, tanto el Gobierno como los sindicatos del área debieron reaccionar. Por eso desde el equipo de Alberto Fernández y sus ministros se hizo mucho hincapié en replicar los viajes de Aerolíneas a China en búsqueda de 13 toneladas de  insumos médicos.

Algo similar debió hacer ATSA, el sindicato del personal de Sanidad, cuyo titular es Héctor Daer, uno de los sindicalistas que genera mayor empatía con el presidente Fernández: desde la mañana redobló la batalla contra la negligencia de los sanatorios a través de sus redes sociales y luego por la tarde, encontró consenso en el Consejo Directivo de la CGT para dejarlo expresamente plasmado en uno de los párrafos del documento que circularizó luego del encuentro.

“Debemos garantizar que los elementos esenciales para la protección de los trabajadores de la salud se encuentren garantizados en todos los establecimientos sanitarios a precios accesibles”, dice textualmente el comunicado que atribuye la responsabilidad de los faltantes  a los “especuladores que pretenden hacer negocio con la pandemia”, mientras también las denuncias mediáticas se acrecentaban de boca de los mismos enfermeros y médicos.

Fueron por la mañana, sólo más de cuarenta en el Sanatorio porteño de La Providencia, una decena en Vicente López, distrito donde está el foco de infectados más grande de la provincia; también hubo denuncias de contagio en Bahía Blanca, uno de los distritos más grandes del interior de la provincia y en el Sanatorio Belgrano, otros veinte casos–donde había estado el Gobernador Kicillof- quien también tuvo que realizarse el hisopado para descartar un posible contagio, peligro que magnificó aún más las cosas, aunque se supo a última hora que había resultado negativo.

Se sumaron geriátricos de adultos mayores y situaciones particulares en varios y numerosos puntos, principalmente en el AMBA, el Área Metropolitana de Buenos Aires que está compuesta por localidades y barrios de la Ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires, caracterizándose por ser la concentración urbana de mayor densidad del país (concentra alrededor del 30% de la población total) y padece hoy el 70% de los contagios.

Más allá de los esfuerzos que se puedan estar haciendo, es vox populi en cualquier guardia de los hospitales municipales y provinciales de Ciudad, provincia de Buenos Aires y en muchísimos -la mayoría- de los centros de salud del país, la falta de productos de asepsia, de camisolines, cofias, barbijos, guantes o alcohol en gel y todo lo necesario para evitar contagios.

Mientras el debate parece haber girado su rueda y estar enfocado a la discusión sobre la apertura «administrada» de la cuarentena para reactivar aunque sea parcialmente la economía, la pandemia encontró su talón de aquiles: los médicos, enfermeros y el personal de limpieza, que deberán cuidar de todos nosotros denuncian que los están mandando «a una guerra sin armas”.