Mientras la crisis demográfica crece, con cada vez menos jóvenes y con muchos puestos laborales que no se ocupan, las autoridades de Japón tomaron la decisión de abrirle las puertas a 300 mil extranjeros para que tengan una posibilidad de empleo.
A propósito, la administración de Shinzo Abe precisó que aquellos ciudadanos foráneos que pretendan trabajar en su país deberán pasar por un «programa de entrenamiento técnico interno temporal». Luego, en un lapso de tres a cinco años, podrán regresar a su país de origen, con un visado renovable para los empleados de mayor calificación, que tendrán la chance de llevar a sus familias. Existe una salvedad: los extranjeros cobrarán salarios bajos.
Por otro lado, se mencionó que los puestos de trabajo que más se requieren son «en sectores como la construcción, la agricultura y la construcción naval, en todo el país. La hostelería y las industrias de venta al por menor también exigen cada vez más el inglés y otras habilidades lingüísticas, ya que el turismo continúa creciendo».
Tokyo, la capital, tiene por delante los Juegos Olímpicos de 2020 por lo que necesitará mano de obra de manera imperiosa. En un país cuyos inmigrantes son apenas el 1% de la población y con la cantidad de ancianos que se incrementó drásticamente, también se piden empleados en enfermería y de asistencia a domicilio.
