La industria del cuero cayó un 60% durante el gobierno de Macri

Un informe de la Cámara Industrial de Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA) indica que la industria del cuero acumuló una contracción de más del 60% en los últimos cuatro años, con el cierre de más de cien fábricas y la pérdida más de 3.500 puestos de trabajo.

Para este 2019, la cámara industrial espera un cierre “con una reducción productiva similar a la que tuvimos en 2018”. Este desplome de la actividad de la industria del cuerpo se produce en un escenario caracterizado por el aumento constante de los costos productivos (especialmente por la incidencia de los tarifazos y del aumento impositivo), la apertura indiscriminada de importaciones y el fuerte descenso de las ventas en el mercado interno por la constante pérdida del poder adquisitivo de los salarios.

Según el informe, para el sector “no se encuentran actualmente dadas las condiciones mínimas de estabilidad y fortaleza del tejido productivo, para considerar que pueda generarse algún impacto positivo en avanzar con una reducción del arancel externo común”.

La producción de PyMEs industriales retrocedió 5,9%

En este sentido, la CIMA le reclamó al Gobierno que se abstenga de aplicar una rebaja del arancel común del Mercosur, una iniciativa impulsada por el presidente brasileño Jair Bolsonaro, que busca el aval de su par argentino Mauricio Macri.

Ariel Aguilar, presidente de la entidad empresaria del sector, asegura que CIMA “no fue consultada sobre la aplicación de esta medida, que perjudica aún a las manufacturas del cuero y afines, un sector que viene golpeado por el fuerte aumento en las importaciones, en las tarifas y por la caída del consumo en el mercado interno”.

Luego añadió: “Cualquier propuesta de reducción de la estructura arancelaria debe estar acompañada en forma simultánea y proporcional por políticas impositivas, logísticas, financieras e industriales que mejoren la competitividad de la producción argentina desde todos los aspectos, como está avanzando Brasil”. Y concluyó que una eventual reducción de aranceles “sin generar una mejora de la competitividad proporcional y simultánea, significaría arriesgar la sustentabilidad de la industria, sus empleos, sus inversiones y su cadena de valor”.