Según un informe del el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cerca de 71 millones de personas se sumaron al índice mundial de pobres a consecuencia de la disparada inflacionaria que generó la guerra en Ucrania, especialmente en lo que hace a precios de alimentos y de la energía.
La investigación de Naciones Unidas analiza la situación de 159 países, de entre los que se encuentran en situación más complicada son los que se ubican en los Balcanes, en la región del mar Caspio y en el África Subsahariana, como Armenia, Uzbekistán, Burkina Faso, Ghana, Kenia, Ruanda, Sudán, Haití, Pakistán, Sri Lanka, Etiopía, Malí, Nigeria, Sierra Leona, Tanzania o Yemen.
Desde el PNUD añadieron que en estas regiones el crecimiento de la pobreza “es considerablemente más rápido que el choque de la pandemia por Covid-19”, destacando que estos países más golpeados por la crisis necesitarán de apoyo del sistema multilateral “para llegar al fin de mes”.
El texto advierte también que “mientras las tasas de interés aumentan en respuesta a la subida de la inflación, existe el riesgo de desencadenar una nueva pobreza inducida por la recesión que exacerbará aún más la crisis, acelerando y profundizando la pobreza en el mundo”.
Achim Steiner, director del PNUD, destacó: “Las escaladas de precios sin precedentes significan que para muchas personas en todo el mundo, la alimentación que ellos podían permitirse ayer ya no es accesible hoy. Esta crisis del costo de la vida empuja a millones de personas a la pobreza, con el riesgo de una hambruna a una rapidez vertiginosa”.