Mujeres con «chalecos amarillos» salieron a las calles de París, Francia, y de manera pacífica para demostrar que la ola de protestas que se generó en noviembre y diciembre últimos continúa. La manifestación contó con casi 50 mil participantes y Emmanuel Macron, presidente galo, fue el blanco principal de las críticas.
«A través de esta primera manifestación solo de mujeres, queríamos tener otro canal de comunicación que la violencia, porque todo lo que sale del movimiento en los medios son los actos de violencia y nos olvidamos del fondo del problema», dijeron las organizadoras. También se realizaron movilizaciones en ciudades como Toulousse, Saint Etienne y Rennes, entre otras, reclamando la renuncia del jefe de Estado.
Sin embargo, la marcha estuvo lejos de congregar a los ciudadanos que asistieron a las de 2018. Esto se debe a las medidas del ejecutivo francés que, ante el reclamo de bajas de impuestos y de combustible, decidió ceder y congelar precios. Así lo aseguró el vocero Benjamin Griveaux, quien estableció que los llamados a las calles «no tienen sentido» porque todas sus demandas «fueron respondidas».
De todas maneras, un sector de «chalecos amarillos» está convencido de que el presidente debe dimitir a su cargo y que las medidas tomadas por el Gobierno son insuficientes. También sostuvieron que el jefe de Estado «provocó esta situación». «En primer lugar, por su silencio. Y, después, por sus respuestas», añadieron. Lo sucedido en los últimos meses significó un golpe a la imagen del mandatario porque, de acuerdo con varias encuestas, su popularidad disminuyó con el paso de las semanas y tres cuartas partes de la población no aprueban su gestión.
