El presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía Martín Guzmán confirmaron este lunes por la tarde la decisión oficial de entregar un bono extraordinario de hasta 18 mil pesos, pagadero en dos veces, para apuntalar la frágil economía de sectores de trabajadores de la economía popular, desempleados o monotributistas de las categorías A y B. Los jubilados cobrarían un bono de 12 mil pesos en un sólo pago, que también redondearía 18.000 con el de 6 mil ya cobrado.
El mecanismo para financiar este nuevo programa de apoyo a los sectores más vulnerables, en el marco de la disparada inflacionaria que continúa erosionando el poder adquisitivo, sería un nuevo gravamen (no un nuevo impuesto sino una modificación de la alícuota de Ganancias) para los sectores que viene obteniendo “rentas inesperadas” gracias a la suba de los precios internacionales de algunos productos. En este sentido, el titular de hacienda explicó que el gravamen alcanzaría a empresas con “ganancias superiores a los 1.000 millones de pesos en el año”, es decir, una “una fracción pequeña” del empresariado argentino que en los últimos meses gozó de rentas extraordinarias e imprevistas por el aumento internacional del precio de algunas materias primas, como consecuencia del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Se estudia la posibilidad de un IFE para trabajadores informales y monotributistas
Fernández señaló: “Debemos garantizar que el impacto de la inflación no recaiga sobre el bolsillo de los más vulnerables”. Y añadió: “La recaudación crece y podemos financiar todo esto que estamos promoviendo. Nuestro proyecto está fallando en este punto de la distribución de los ingresos porque la inflación se está comiendo gran parte de estos ingresos”. En el mismo sentido, Guzmán anticipó: “Vamos a convocar en las próximas semanas a las fuerzas laborales y productivas para construir un mecanismo que nos permita capturar parte de la renta inesperada producto del shock que implica la guerra. Se busca capturar parte de esas renta para que el Estado pueda tener un rol de desarrollo equitativo”.
La decisión oficial da cuenta también de la desigual recomposición de los salarios, con una brecha que va desde el 57,3% anual para el sector privado registrado (un importante sector que llega al 35% de la fuerza laboral del país), mientras que los salarios “en negro” sólo crecieron un 40,7%, cifra que los deja más de diez puntos por debajo de la evolución de los precios, situación que se agrava aún más al considerar que los alimentos básicos registraron aumentos muy por encima del promedio de inflación.
“Estamos anunciando un conjunto de medidas que en el contexto que viene viviendo la Argentina buscan preservar el poder adquisitivo de los ingresos y garantizar un rumbo de equidad económica y social. Consideramos que en las circunstancias que se están viviendo en necesario reforzar la política de ingresos y trabajar de forma colectiva para diseñar mecanismos que logren evitar que este shock que está viviendo el mundo general tenga consecuencias desigualadoras y regresivas”, insistió Guzmán.
En sintonía con los trascendidos previos, el universo de este bono sería más restringido que el del IFE entregado a inicios de la pandemia, no alcanzando a titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de la Asignación Universal por Embarazo (AUE), que ya estarían siendo alcanzados por otros programas de asistencia. El beneficio apuntaría a trabajadores en negro, entre 18 y 65 años sin ingresos formales; monotributistas de las dos categorías más bajas y trabajadoras de casas particulares (registradas o no). Estos tres grupos cobrarían dos bonos de 9 mil pesos cada uno en mayo y junio. Los jubilados y pensionados que ganen menos que dos jubilaciones mínimas recibirán un bono de 12 pesos por única vez, que sumado al de 6 mil ya entregado también totalizaría 18 mil pesos.