La oposición más beligerante, que critica las restricciones que aplicó el Gobierno nacional para contener los casos de Coronavirus, no toma dimensión de lo que sucede en algunos países de Europa, que atraviesa una nueva ola de Coronavirus y apuesta a cortar la circulación, cerrar actividad no esenciales y tratar de avanzar con planes de vacunación.
Gracias a esas medidas, las tasas de incidencia del virus decrecen en algunos territorios y se vuelven incontrolables en lugares como Francia, que hasta suspendió las clases presenciales. En Alemania, la vacunación es más lenta de lo esperado y hoy la cifra total de casos documentados desde el comienzo de la pandemia asciende a 2.885.386, en tanto que los fallecimientos derivados de ellos suman 76.963. Hay cierre de comercios no esenciales y se está incentivando el trabajo remoto.
Países Bajos, con una población de unos 17 millones de habitantes, se encuentran en confinamiento desde mediados de diciembre y a fines de enero se sumó un toque de queda nocturno.
Sin embargo, pese a estas medidas drásticas, el número de infecciones sigue en aumento y el Gobierno neerlandés ya anunció que por el momento no está previsto un relajamiento de las medidas.
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En el caso de Portugal, el Ministerio del Interior prolongó hasta el 15 de abril «los controles en las fronteras terrestres y fluviales» que rigen el país desde finales de enero, y ratificó que el transporte ferroviario seguirá suspendido.
Esta semana el Gobierno anunció que este lunes reabrirán los museos, los centros de secundaria y las terrazas de las cafeterías, en el marco del desconfinamiento que se prolongará hasta mayo, aunque mantendrán las restricciones para los turistas que visiten el país pero los vuelos con Brasil y el Reino Unido continuarán suspendidos.
