Los datos surgen de un nuevo informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Mariano Narodowski y otros colaboradores. Este sábado se celebrará el día del maestro ya con todo el plantel docente en las aulas y con la revalorización de una profesión que en momentos tuvo que ser suplantada -en parte por los padres- lo que mostró las dificultades y lo esforzado de la profesión.
El reporte analiza los ingresos de los trabajadores de la enseñanza y los compara con los sueldos de otras actividades que requieren similar formación. Los docentes cobran menos que profesionales con formación similar, es decir con terciario o universitario completo. En promedio, cobran 49.488 pesos por mes, lo que los ubica en un ranking de 18 actividades en el decimoquinto puesto, por detrás de rubros como los financieros, el transporte o la salud.
Para llevar a cabo el estudio se tomaron como parámetros los ingresos reportados en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) para 2020 y el primer trimestre de 2021 por parte de los trabajadores con formación terciaria, universitaria y de posgrado. Es que la gran mayoría de los docentes ostentan al menos un título terciario.
Lo que demuestra la baja valoración que le damos a la educación. Con estudios terciarios, conviene trabajar en un banco o en una inmobiliaria. El informe refuerza algo evidente: mejores salarios son incentivo para que más jóvenes quieran seguir la carrera docente y para retener a aquellos más capacitados. Las diferencias entre las profesiones relevadas son enormes en algunos casos y alcanzan un 50%. Las brechas más grandes se encuentran con los ingresos de trabajadores dedicados a actividades financieras, suministro de electricidad y gas, actividades inmobiliarias, administración pública y defensa, entre otras.
Cuando se mide por hora trabajada, el panorama cambia. En ese ranking los docentes pasan a figurar en segundo lugar, con un salario por hora de 552 pesos, solo por detrás de las actividades inmobiliarias ($724 por hora). Sucede que los maestros suelen reportar las horas que efectivamente pasan en la escuela -4 si se trata de una jornada simple y 8 si se trata de una jornada completa-, pero tienden a subestimar el tiempo que les lleva corregir tareas y pruebas o planificar las clases.
En ese sentido, los analistas se preguntan cómo es entonces que los jóvenes siguen eligiendo la carrera docente en este escenario. La explicación aparece dada por la vocación y cierta estabilidad en la educación pública, en tanto a una oferta diversa en la educación privada.