Empresarios del sector informático vienen sosteniendo diálogos con el Gobierno nacional para retomar el plan de producción de computadoras “Industria Argentina” que, entre otros destinos, podrían abastecer al programa Conectar igualdad, recientemente relanzado en todo el país.
Se trata de una decena de empresas, medianas y pequeñas, que hasta 2017 producían notebooks en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Tierra del Fuego pero que debido a las políticas de Cambiemos (fin de subsidios, apertura indiscriminada de importaciones, etc.) debieron reconvertir parte de su producción a otros destinos. A varios años de la decisión del macrismo de implementar esas políticas, que presuntamente apuntaban a bajar los precios de los electrónicos en el mercado interno, esto no se reflejó en ningún tipo de rebaja aunque sí redundó en la pérdida de cientos de empleos.
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Carlos Scimone, presidente de la Cámara Argentina de Máquinas de Oficina Comerciales y Afines (Camoca), que en estos días se reunió con el secretario de Industria Ariel Schale: “Hoy tenemos un ‘agujero’ que estimamos en 10 millones de computadoras”. Según el empresario, esos millones de unidades representan las máquinas que dejaron de renovarse o que no se sumaron al mercado gracias a las políticas de Cambiemos, que impactaron severamente en el poder adquisitivo de los potenciales compradores.
En 2013 las empresas del rubro lograron colocar 3,4 millones de dispositivos con la marcha “Hecho en Argentina”, mientras se importaban apenas 400 mil unidades. En 2018 se ensamblaron apenas 218 mil unidades en el país y en 2019 cerca de 200 mil, reflejando una caída del 94%.
Entre las propuestas que los empresarios le acercaron a Schale se cuentan un objetivo de reindustrialización del sector, apuntando a una producción para 2020 de 800 mil unidades, entre líneas de producción y de ensamble, que superaría el millón en 2021 (300 mil de las cuales saldrían del plan Conectar Igualdad). También una suba escalonada de tasas a las importaciones, que hoy está en 0, ya que es imposible competir con los productos chinos.
Al respecto, consideró Scimone: “Es necesario que haya un arancel acorde a los productos terminados pero fijado en función del precio de cada modelo. Hoy, el problema es que termina entrando una notebook de 300 dólares al mismo precio que una de 2.000 dólares. Son dos productos totalmente distintos y para usos diferentes”.
En este sentido, se propone establecer tres niveles de aranceles, para unidades económicas, intermedias y más costosas. En las dos primeras categorías, donde se concentraría la mayor producción nacional, se propone una alícuota de 16%, manteniendo la tasa 0 para las de categoría superior.
“No tenemos la intención de coartarle la posibilidad a los usuarios de tener un equipo más sofisticado a un precio lógico, porque no apuntamos a producirlos. Sí vamos a enfocarnos en dispositivos intermedios, de uso hogareño. Pero para crear empleo y reactivar las líneas, claramente tenemos que contar con una cobertura”, explicó Scimone.
Y concluyó: “Con este proyecto no pensamos en recuperar esos mismos niveles, pero sí estamos hablando de varios miles de empleos», señala. Además, el objetivo es reactivar todas las industrias satélites que pueden convertirse en proveedores de insumos y accesorios, tales como cargadores, baterías de litio, cables y hasta memorias RAM. Todo lo que rodea a la industria informática puede tener valor agregado local”.