Bajo el argumento de que, en lugar de promocionar el teletrabajo, la nueva ley lo restringirá, desde el sector privado comenzaron a dialogar con algunos dirigentes gremiales que integran la Confederación General del Trabajo en vistas de alcanzar modificaciones en el proyecto que el Senado tratará de hacer ley en los próximos días.
La media sanción que ya obtuvo el proyecto en la Cámara Baja, está a un paso de “dar a luz” el próximo jueves en el Senado, lo que despertó inquietud en el sector empresario porque según afirman, “elevan los costos” y son «muy rígidas» a niveles que no serán aceptables.
Lo cierto es que, no hay ninguna expresión pública de apoyo por parte de la CGT al sector empresario en éste sentido, pero el tema se “coló” con fuerza en medio de las conversaciones cotidianas que los principales dirigentes gremiales mantienen con los hombres del sector privado en vistas de sostener los puestos de empleo, hoy en una situación de “alerta” en casi todos los rubros.
Y en contraposición, hay también objeciones sindicales y de abogados laboralistas respecto a la pérdida de derechos, con lo cual la polémica, que estaría a punto de cerrarse, parece más bien abrirse.
La queja de los empresarios es que no hubo un consenso previo con el sector respecto a la regulación del modo “teletrabajo”, y si bien la discusión parece llegar un poco tarde, se desconocen los alcances de esa discusión y si se reflejará finalmente en la Cámara Alta cuando el proyecto está a punto de convertirse en ley.
Distintas cámaras y asociaciones, incluida la UIA, ya han solicitado también al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, su intervención directa en la cuestión y con la premura que requiere la situación, desde su cartera trascendió que se reunirán el martes próximo, sólo a dos días previos a la sesión.
Desde las oficinas linderas a Moroni se señaló también que se tratarán de arrimar posiciones dentro del ámbito de la comisión de Trabajo con los legisladores que tratarán el tema, teniendo en cuenta que hay otros proyectos que generan menor rechazo entre los empresarios, por presentar un formato algo menos rígido y más moderno, además de que eso pueda conllevar menores costos que el actual.
Falta saber cómo responderá la CGT, quien ya cuenta con un documento que llegó a Azopardo y a otros despachos, desde el sector privado, en el intento que, puedan mediar para alcanzar posiciones, o por lo menos, para que los legisladores puedan escuchar sus planteos.
Héctor Daer, uno de los secretarios de la Central en el momento del tratamiento ya había anticipado que en la central obrera hacían “una mirada correcta” sobre la ley, pero advirtió que “quedan matices” por definir.
Cierto es que los legisladores sindicales que llevaron adelante el debate del teletrabajo no son demasiado cercanos a la central sino que son integrantes del sindicalismo que se hallan bajo el paraguas de la Corriente Federal de los Trabajadores, como Vanesa Siley o Walter Correa, por ejemplo o de la Central de los de los Trabajadores como el diputado, Hugo Yasky. Pero lo llamativo es que hasta Ricardo Peidró, de la CTA Auntónoma fueron críticos de la urgencia con la que se trató el proyecto: “si hubiera que hacer una ley para ésta emergencia, tendría que ser ya mismo, pero una legislación que es para el futuro tendríamos que tener más tiempo para discutirla, no con tanta urgencia”.
Para hacer una síntesis, lo que plantean desde el sector privado también es que hay una “gran desventaja respecto al trabajador presencial”, quien quedaría en condiciones muy inferiores a aquellos que puedan realizar la tarea en casa o modo “home office”.
Dentro de ese perjuicio, las empresas incluyen “la posibilidad del trabajador de decidir unilateralmente volver a la modalidad presencial, contar con la desconexión digital, que impediría recibir mails fuera del horario laboral o que el empleador se adapte a las tareas de cuidado de personas a cargo, entre otras cosas.»