En el 2018 la sorpresa fue que de una previsión inicial de 12% de inflación, luego se pasó a 15%, luego a 25%, a 30%, 40% para terminar finalmente en 48% y la canasta alimentaria, aquella que es indispensable, especialmente para los sectores más pobres, superó el 65% de inflación interanual.
Para el 2019, con un 23% de inflación presupuestada para el año en curso, la historia podría repetirse, teniendo en cuenta los anuncios de aumentos de: colectivos, trenes y subtes, hasta luz, agua y celulares, pasando por ABL, expensas y prepagas, un cronograma de subas que ronda el 55% para los primeros cinco meses del año, lo que afectará duramente el poder adquisitivo del salario.
Con paritarias que no alcanzaron las cifras de aumentos de precios, lo más probable es que se siga deteriorando el salario y los ingresos alcancen cada vez menos para cubrir el largo cronograma de aumentos previstos para el año próximo.
No se trata solamente de las subas ya anunciadas en transporte (colectivos, trenes y subte) o en luz, gas y agua. También habrá incrementos en otros servicios vinculados a la telefonía celular, las prepagas, el ABL, las patentes, expensas, alquileres y hasta los parquímetros y los combustibles.
Esto se debe a una decisión del Gobierno que, en principio, ya decidió acumular las mayores subas en las tarifas de servicios públicos y el transporte en los primeros meses del 2019 para, precisamente, despegarlas de las elecciones nacionales de octubre y de las PASO, de un mes antes.
Con estos precios, es más que probable que las primeras paritarias ya cerradas con una suba del 23% para el 2019 se reabran de idéntica manera que el año anterior donde con cláusula gatillo o reajuste se intentó evitar pérdidas pero que de todos modos fueron inevitables.
Nadie del Gobierno ha logrado hasta ahora explicar qué fórmula mágica se usaría para reducir en 20 puntos el costo inflacionario en un contexto de subas y aumentos cotidianos en los precios de varios productos y servicios que impactan en la canasta familiar.
De hecho, el clásico brindis por la armonía del nuevo año se vio alterado por el primer «sablazo»: a partir del primer día de enero, comenzó a correr una suba en el servicio de AySA, que ya solicitó permiso para aumentar 17% la tarifa que pagan sus clientes en Capital Federal y 26 localidades del conurbano bonaerense.
No será el único aumento de esta empresa, ya que en mayo pretende una nueva suba del 27%. La compañía ya presentó la propuesta de adecuación tarifaria al Ente Regulador de Agua y Saneamiento (ERAS) y fue aprobada luego de la audiencia pública que se llevó a cabo en noviembre en Tecnópolis.
Los aumentos intentan nuevamente evitar subsidios a las empresas por parte del Estado ya que la devaluación licuó todo el esfuerzo que los ciudadanos hicimos con aumentos cercanos en algunos casos al 1000 % para que el Estado estuviera exento de este voluminoso gasto.