El más reciente estudio del Centro de Investigación y Formación de la CTA (Cifra-CTA) confirma que el salario mínimo, vital y móvil registró un brutal retroceso durante la gestión de gobierno de Javier Milei, con un piso de $234.215, que no se actualiza desde el mes de mayo. Esa cifra implica una pérdida de poder adquisitivo de 32,1% en comparación con el mes de noviembre de 2023.
El informe detalla: “Desde la toma de posesión del nuevo gobierno, se han llevado a cabo dos reuniones del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), en febrero y mayo”. Para este jueves 18 está convocado un nuevo encuentro del Consejo del Salario, que para mínimamente garantizar que el mínimo no pierda con la inflación debería aprobar un incremento del 32%, una cifra que seguramente estará lejos de la aprobación oficial, que en los últimos encuentros del organismo tripartito viene aprobando ajustes a la baja.
En las dos reuniones previas del Consejo del Salario, ante la falta de acuerdo entre los representantes gremiales y los del empresariado, finalmente fue la Secretaría de Trabajo de Julio Cordero la que terminó laudando, aprobando “incrementos nominales totalizaron un 60,5% respecto a noviembre de 2023, mientras que la inflación proyectada para el mismo período supera el 136%. Esto ha resultado en una pérdida real de casi un tercio del salario mínimo”.
Este nuevo golpe contra el poder adquisitivo del salario mínimo se suma al deterioro previo durante la administración de Cambiemos, ya que la cifra actual se ubica 43% por debajo de la de noviembre de 2019 (al fin del mandato de Mauricio Macri) e implica un 564% menos que lo registrado en noviembre de 2015 (al final del último mandato de Cristina Fernández de Kirchner), lo que actualizado al día de hoy representaría $540.000.
El informe de Cifra-CTA también destaca que los valores actuales incluso se ubican por detrás de la mayoría de los registrados durante la década de los 90, cuando el mínimo se encontraba tan retrasado “que había perdido su función como piso salarial, en un contexto de desregulación y flexibilización del mercado laboral impulsado por el gobierno”.
También es útil para contextualizar los niveles actuales del SMVM el compararlo con las líneas de pobreza (valor de la Canasta Básica Total) y de la indigencia (valor de la Canasta Básica de Alimentos), poniendo en evidencia que el actual mínimo apenas permite cubrir el 56.8% de la canasta alimenticia para una familia tipo y el 25.6% de la canasta básica total, unos porcentajes similares a los registrados durante la profundísima crisis de los años 2001/2002.