El plan para crear cuatro millones de empleos volvió a juntar al sindicalismo con los movimientos sociales

Inspirados en la consigna «Tierra Techo y Trabajo» del Papa Francisco, los principales dirigentes sindicales y de los movimientos populares se reunieron este jueves por la tarde en la sede de la Unión Ferroviaria para ratificar su «alianza estratégica» de cara a la reactivación económica en la post pandemia.

Durante este encuentro, en el que participaron también legisladores y representantes de la Iglesia, las cabezas de los movimientos sociales y gremiales aprovecharon para relanzar públicamente el «Plan de Desarrollo Humano Integral» que propone, entre otras cosas, la creación de cuatro millones de puestos de trabajo en la economía popular. A ello hay que sumarle 240 mil empleos registrados regulados por convenio colectivo.

En cuanto a su financiamiento, el documento plantea una inversión inicial anual de 750 mil millones de pesos, el equivalente al 2% del Producto Bruto Interno.

Del encuentro participaron el secretario general de ese gremio, Sergio Sasia, el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, el titular de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid, la referente del Frente Popular Darío Santillán, Dina Sánchez, el dirigente del MTE, Juan Grabois y por la CTEP, Jacqueline Flores, entre otros.

El anfitrión fue el primero en definir el objetivo de este plan que ya había sido presentado en el mes de agosto y relanzado con fuerza a partir de los aportes que hicieron sus integrantes. En ese sentido, el ferroviario remarcó la necesidad de  “generar trabajo, poblar la Argentina, integrar las ciudades y conectar el territorio”.

La incorporación de más dirigentes sindicales como Andrés Rodríguez (UPCN), Guillermo Mangone (Gas), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Víctor Santa María (SUTERH), y Guillermo Moser (Luz y Fuerza) dio más volumen al proyecto, que forma parte de uno de los principales puntapiés de la reactivación económica que busca el Gobierno.

Juan Grabois lo definió como una “utopía posible” y lo consideró el camino de puesta en acción, contraria a la “resignación de administrar la miseria”, refiriéndose casi al 50% de pobres que conviven hoy en la Argentina y a los que es necesario incluir dejando de lado “la cultura del descarte».

El dirigente, de estrecha vinculación con el Papa Francisco reprochó la “falta de una visión integral de lo que queremos para nuestro país“;  de ahí el compromiso de ésta «mesa de consensos» de organizaciones sociales y sindicatos tradicionales que pueden ofrecer un aporte en la conformación de una estrategia nacional post pandemia «que surja desde el pueblo trabajador y sus necesidades”

El Plan de Desarrollo Humano Integral contempla el cuidado ambiental y plantea siete ejes centrales: la promoción del trabajo como ordenador social; el poblamiento del país; la integración de las ciudades mediante el acceso al suelo; la conectividad del territorio a través de una propuesta de transporte multimodal; la reactivación de la producción; la recuperación del ahorro en moneda nacional y el cuidado de la “casa común”, la casa de todos.

El plan se deberá concretar en tres pasos: el primero, la organización de una mesa de diálogo entre movimientos sociales y sindicatos que señale las pautas y directrices principales. El segundo paso apunta a la participación de un equipo técnico y académico que le de cuerpo y materialidad a las directrices de las organizaciones sociales. Por último, estas propuestas se deben traducir en políticas públicas a través de la Cámara de Diputados.

Es decir que para hacerlo viable, el Plan de Desarrollo Humano Integral necesita pasar por el Congreso, motivo por el que también participaron legisladores como Cristina Álvarez Rodríguez, Federico Fagioli e Itaí Hagman.