Desde el hospital Gemelli, donde se encuentra internado, hace ya veinte días el Papa Francisco, hizo llegar un mensaje de fuerte crítica a las políticas que hoy rigen en gran parte del mundo, incluido, tal como señalaron las propias fuentes del Vaticano, «su país de origen», la Argentina.
El sumo pontífice de la Iglesia Católica volvió a referirse explícitamente contrario a los regímenes que priman los individualismos de los poderosos sobre las mayorías de los pueblos, en esta oportunidad a través de una comunicación dirigida hacia los participantes del seminario «¿El fin del mundo? Crisis, responsabilidades, esperanzas», que finaliza en la jornada de hoy.
A pesar de las muchas informaciones dadas por quienes, como según expresaron sus más cercanos en la sede de Roma, «ya lo quieren dar por muerto», el ex Cardenal Bergoglio, volvió a mostrarse activo a través de su palabra afirmando en esta oportunidad que “apoyar una desregulación planetaria utilitarista y neoliberal significa imponer la ley del más fuerte como única regla; y es una ley que deshumaniza”, definiendo como una «policrisis», la que hoy vive el mundo “en la que convergen guerras, cambios climáticos, problemas energéticos, innovación tecnológica, fenómeno migratorio y epidemias”.
“Frente a una crisis compleja y planetaria, estamos urgidos a potenciar las herramientas que tienen alcance global. Lamentablemente, debemos constatar una progresiva irrelevancia de las organizaciones internacionales, que también se ven socavadas por actitudes miopes, preocupadas por proteger intereses particulares y nacionales”, expresó Francisco. Por lo que alentó a “seguir trabajando con determinación para garantizar el bien común mundial, la erradicación del hambre y de la pobreza, y la defensa cierta de los derechos humanos fundamentales“.
Asimismo, el Papa destacó el importante «aporte del conocimiento científico», destacando así la acción humana, más allá, incluso, de su creencia religiosa, lamentando de cómo se “desperdició” la pandemia de Covid, donde “podríamos haber trabajado más profundamente en la transformación de las conciencias y de las prácticas sociales”.
Y alentó a ejercer la acción de “escuchar”, «para no quedarnos inmóviles, anclados en nuestras certezas, nuestros hábitos y nuestros miedos». «El tema de la escucha es decisivo, es una de las palabras clave de todo el proceso sinodal que hemos iniciado y que ahora se encuentra en su fase de implementación”, concluyó.