Mientras los índices oficiales marcan una aceleración de la inflación, pérdida del poder adquisitivo y crecimiento de la pobreza y desempleo, el Gobierno se apoya en la Iglesia para repartir alimentos en unas de las zonas más castigadas del país: el Conurbano bonaerense.
Allí, la Iglesia Católica y las entidades evangélicas ayudan a la administración de María Eugenia Vidal y al ministerio de Desarrollo Social, tanto nacional como provincial, con la distribución de 400 mil kilos de leche en polvo y 120 mil módulos de asistencia alimentaria con 112 producto básicos.
Este tipo de acciones, revelan desde la Casa Rosada, llevaría mayor transparencia a la entrega de los alimentos y facilitaría la llegada de la asistencia a los lugares más necesitados, a través de los obispos de todas las diócesis locales. Si bien continuarán participando los municipios y las organizaciones sociales, se apunta también a desplazar a los viejos «punteros de barrio» en un contexto, tal como revela una fuente gubernamental, «de fuerte demanda y contención. Tenemos que usar todos los instrumentos de acompañamiento y no caer solo en los movimientos sociales».
«Nos juntamos con todas las sedes de Cáritas del Conurbano, con los obispos de todas las diócesis y con los pastores evangélicos para seguir profundizando el trabajo social que se hace en el Conurbano y en el resto del país», confirmó Stanley, ministra de Desarrollo Social de la Nación.
En esa línea, el ministro bonaerense Santiago López Medrano, apuntó que es importante «la presencia que tiene en cada barrio de un templo, capilla o comedor comunitario» en las 135 localidades de la Provincia.