El gobierno esta semana tiene previsto enviar el proyecto de ley de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central al Congreso, una de las primeras cartas que se juega en el acuerdo con la oposición después del acuerdo con el Fondo.
Esta carta será la garante de que el BCRA dejará de financiar al Tesoro, una manera de asegurar la consistencia del programa y de dar la esperada autonomía que hace años viene reclamando la entidad.
Pero el texto del acuerdo, que se conocerá en detalle esta semana, no dice que esa ley tiene que ser aprobada. Basta con el gobierno la envíe. Los negociadores del Fondo se contentan con eso, pero el gobierno intentará nuevamente consenso, aunque los últimos intentos hayan sido fallidos.
Será un gran trabajo del los armadores políticos del gobierno en su negociación con gobernadores, que al momento, no parecen poder garantizar el comportamiento de sus legisladores. Gobernadores que ya son conscientes que se cierra la canilla de las transferencias discrecionales (sólo permanecerán y con suerte las automáticas) y de la obra pública tan necesaria en estos tiempos de despegue hacia la campaña electoral del año próximo.
