El Gobierno continúa en el pedido de «prudencia» ante paritarias libres

El Presidente, Alberto Fernández,  de buen diálogo con la mayoría de los jefes sindicales, está dejando trascender, en persona o a través de sus “alter ego” entre los que se encuentra, Santiago Cafiero, su jefe de Gabinete o Claudio Moroni, el ministro de Trabajo que deberán ser moderados a la hora de los reclamos salariales, pues un desfasaje en los aumentos, recaerá en la espiral inflacionaria que volverá a licuar dichos incrementos y así será un círculo vicioso del que nos será imposible salir.

La prudencia será imprescindible hasta que el Gobierno haya llegado a un acuerdo con los acreedores externos por la deuda pública, con la que nos “encontramos muy condicionados” como dijo el ministro de Educación, Nicolás Trotta, a días de comenzar la paritaria nacional docente anunciada para el 20 de enero próximo.

En ese caso puntual, que puede ser testigo y referencia, se ha pedido especialmente que no haya cláusula gatillo, pues esa es la primera señal de que la inflación se puede ir por las nubes, lo que genera más incertidumbre. Y también en otros casos emblemáticos a los que también se les habla al oído para no romper un techo que no debería superar el 35% según las predicciones del Gobierno.

Habiendo acordado Precios Cuidados, negociando subas graduales en el IVA a los alimentos, luego de que la medida de Macri quedara sin efecto, más el congelamiento de tasas, combustibles y peajes por seis meses, hace sentir a Fernández que las paritarias «prudentes» serían el último eslabón de la cadena para que no se genere un desfasaje en la ecuación, más allá que poner dinero en el bolsillo también es uno de sus principales objetivos para reactivar la Economía.

Pero, más allá de esa contradicción, es un fino equilibrio lo que se necesita en esta fragilidad macroeconómica, y es a lo que apuntan «los voceros» del presidente cuando hablan con los gremios.

Para el Gobierno parecen ser las sumas fijas, -como hizo con los 4.000 de privados y estatales- la mejor forma de “controlar” esos aumentos, pero claro, no todos están de acuerdo, sobre todo cuando detrás de “paritarias libres” se esconde el concepto contrario.