Según el informe mensual elaborado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA), durante el mes de octubre el consumo de carne por persona se redujo en casi seis kilos anuales en promedio respecto del mismo mes del año pasado, cuando ya se habían registrado importantes descensos en el consumo cárnico por la significativa caída del poder adquisitivo de los salarios.
Esta caída del 10% respecto de los 57,5 kilos per cápita de 2018 (una cifra incluso más baja que los 58 registrados durante la profunda crisis de 2002), marca un grave desplome en el consumo de uno de los productos fundamentales para la cocina argentina. El punto más bajo de la historia nacional en cuento a consumo de carne vacuna se registró durante el primer trimestre de este año, con un promedio de 49,6 kilos per cápita. A fines de 2015 se consumían casi 61 kilos, aproximadamente el nivel previo a la crisis de 2001, una cifra de todos modos aún muy lejanos del récord de más de 78 kilos de 1990.
La brusca caída del consumo en el mercado interno por la recesión, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, de todos modos no impactó directamente en la actividad frigorífica, que compensó con un aumento en las exportaciones, alcanzando niveles productivos récord en la última década.
La faena de vacuna de octubre superó las 1,3 millones cabezas y en el acumulado entre enero y octubre se alcanzaron los 11,45 millones de cabezas, lo que implica casi un 3% de incremento respecto del mismo período de 2018.
La producción de carne vacuna totalizó 2,586 millones de toneladas res con hueso, con 74,5% destinada al mercado interno y el resto a la exportación, que en los primeros diez meses del año logró un crecimiento del 47,8% en términos interanuales. El informe de CICCRA concluye detallando que el precio del kilo vivo aumentó un 7,6% en octubre, mientras que en el mercado minoristas los precios aumentaron un 0,3%.