Comienzan los verdaderos tironeos. El recorte de gastos será bastante mayor de lo previsto originalmente. De 200 pasó a 300 mil millones de pesos. Y además de ello debería ser compartido entre la Nación y las provincias, en partes iguales. Ese es el planteo del Presidente Macri que tendrá una dura discusión por el presupuesto 2019 al que habrá que ajustar un 30% más.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , ya les comunicó a los ministros de Hacienda de Buenos Aires, CABA, Mendoza, Jujuy y Corrientes esa pretensión de que cada uno sacrificara un cincuenta por ciento.
El recorte se incrementó ya que hubo aumento de jubilaciones y de gastos sociales, incluida la Asignación Universal por Hijo (AUH), por ejemplo, y eso es lo que hará necesario un mayor ajuste, excepto que haya una recaudación extraordinaria, situación poco probable.
Esto es así porque la fórmula de ajuste de las jubilaciones, asignaciones familiares, planes sociales y la AUH se aplica sobre la inflación pasada: en 2018 será superior al índice previsto para 2019. En 2018 aquellos haberes fueron perjudicados.
En la negociación los gobernadores del PJ reclaman, que la ciudad y la provincia de Buenos Aires tomen a su cargo gastos de subsidios para energía, transportes y obras de cloacas y agua de la empresa Aysa (110 mil millones) y el Gobierno quiere derivar al resto de las provincias los gastos de salud y educación que la Nación hace vía transferencias que van por fuera de la coparticipación federal, que son (140 mil millones).
En ese sentido, se analiza el traspaso de las distribuidoras de energía Edenor y Edesur a la Ciudad y a la provincia.
Además, el Gobierno quiere endosarles a las provincias el gasto de los giros que van por fuera de la coparticipación federal automática para salud y educación. Ese traspaso sería progresivo. Y la Nación apuntaría a retener las transferencias de capital (para obra pública), que son discrecionales.