El fracaso de la última reunión de los empresarios de la actividad, con la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad (FATSA), que lidera Héctor Daer, dejó abierta una radicalización del amplio conflicto que actualmente atraviesa la salud, con el peligro que se oficialicen coberturas de primera, segunda y tercera calidad, como confesó el Ministro del área en su disertación en la reunión de la Amcham, Mario Lugones, cuando sostuvo bajo las luces de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, la necesidad de «sincerar», que probablemente no todos los ciudadanos del país tendrán la posibilidad de acceder a la misma atención médica, ante igual patología.
Así el titular del sindicato de mayor representación de trabajadores de la sanidad, se suma a las dificultades laborales y de recursos que atraviesan hospitales, sanatorios, como el Garrahan, el Hospital Posadas, el Hospital Español -con compulsa gremial aún no resuelta- y muchos otros establecimientos, en una puesta en superficie que exhibe un derecho humano y constitucional, como es el acceso a la salud, en situación de crisis extrema.
En lo que hace puntualmente al reclamo salarial, FATSA rechazó, la propuesta de incremento salarial del 1% -amparada en la militancia del Ministro de Economía Luis Caputo, por el cepo al poder adquisitivo que impone la administración libertaria-, al considerarla «insuficiente» en este nuevo capítulo de la negociación, luego de denunciar la irresponsabilidad de las cámaras que «ofrecen salarios a la baja», mientras en paralelo «expanden la rentabilidad» empresaria.
Daer, quien ya anunció su decisión de dar un paso al costado tanto en su gremio como en la conducción de la CGT, se encuentra protagonizando un conflicto que podría escalar en los próximos meses, con un plan de acción dentro del Estado de Alerta, que rige al menos hasta el próximo viernes, donde las patronales y los trabajadores volverán a discutir las condiciones de empleo.