Desde la firma Garbarino aseguraron que tienen un inversor y que podrían crear un fideicomiso para evitar la quiebra, aunque no dieron aún detalles de la reapertura de las sucursales cerradas y del pago de la abultada deuda salarial.
La situación en Río Grande donde 293 trabajadores hace 69 días que esperan una respuesta de la reconocida cadena de electrodomésticos se tensa cada día más. No cobran los sueldos hace más de tres meses, lo mismo que los 3.500 trabajadores de todo el país. Los locales en su gran mayoría permanecen con las persianas bajas y las banderas de reclamo cuelgan en sus frentes.
De 4.300 trabajadores, la nómina ya se ha achicado a 3.800 trabajadores con el cierre de locales por falta de pago de alquiler, mientras tanto, esas casi cuatro mil familias están sin ingresos, sin obra social, sin esperanzas y con mucha angustia. Como pueden juntan plata y se organizan para movilizarse a las oficinas de Rosales, a Casa de Gobierno, al sindicato, a la 9 de Julio, ya no saben ni a quién recurrir.
En ese contexto, el Ministerio de Trabajo volvió a convocar a las partes, con la esperanza de que el posible inversor encuentre las garantías dadas para hacerse cargo de la empresa con su personal incluido para evitar despidos y suspensiones.
En la última audiencia ante el ministerio los representantes de la empresa debían llevar una propuesta pero eso no ocurrió, de ahí la nueva convocatoria para el miércoles próximo donde se espera que grupo inversor que trabaja con empresas en crisis tenga una solución al alcance de la mano que posibilite el pago de salarios adeudados, aunque se sabe que no será de forma inmediata y ni siquiera hay certeza de la viabilidad de la posible propuesta.
Los trabajadores de la planta y los empleados de los locales de Río Grande y Ushuaia recibieron primero un subsidio del programa Progreso (creado en la pandemia) de $25.000 para cada uno y ahora, una segunda ayuda de $65.000. Más allá de la ayuda del Gobierno local en el sur, los trabajadores recurrieron a las plantas vecinas, les pidieron que les donen productos y los rifan. Cada número cuesta $500 y cada trabajador puede vender 15 números y ganarse $15.000, ese está siendo su salario.