Construcción, industria automotriz y alimenticias con suspensiones, despidos y peligro de cierre

Más allá de las afirmaciones de diversos funcionarios del Gobierno de Javier Milei en relación con una supuesta recuperación económica y una reactivación industrial, las noticias de distintos sectores de la industria y la construcción desmienten cotidianamente el relato. La recesión generalizada y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que provocó un desplome del consumo en el mercado interno, siguen generando cierres de empresas, despidos y suspensiones. En los últimos días se conocieron los casos de Granja Tres Arroyos, General Motors y Cerro Negro.

La granja avícola Tres Arroyos, ubicada en la localidad entrerriana de Concepción del Uruguay, informó que enfrenta serios problemas financieros por la suba de costos y el cierre de sus exportaciones hacia China, por lo que hace algunos días había cesanteado a 70 trabajadores, ahora debió reincorporarlos en el marco de la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo por un plazo de dos semanas. En diciembre pasado, la empresa había pedido un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), abriendo la posibilidad de realizar hasta 700 despidos pagando media indemnización o avanzar con una reducción salarial. El Sindicato de Trabajadores de la Alimentación denunció al respecto: «Quieren reducir la plantilla de faena de 800 a 400 empleados, precarizando el trabajo».

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La automotriz General Motors lanzó un programa de retiros voluntarios en su planta de General Alvear, provincia de Santa Fe, donde fabrica la Chevrolet Tracker (destinada exclusivamente al mercado argentino), buscando reducir en 300 personas la plantilla de personal. Según la empresa, la decisión se debe a la estimación de producción a la baja, evaluando una baja del 50% respecto de 2024. Los trabajadores podrán adherir a este plan hasta el 31 de enero. Más allá de mejorías parciales de algunos sectores en relación con el peor momento de la recesión, el rubro automotriz también viene atravesando una situación crítica.

La fabricante de ladrillos y cerámicos Cerro Negro ya venía experimentando dificultades financieras hace meses, impactada por el desplome del consumo en el mercado interno. A mediados de enero debían reactivarse las tres líneas de producción de pisos cerámicos, pero el arranque se postergó hasta febrero. La actual paralización de la planta de ladrillos se supone que podría extenderse hasta después de los feriados de carnaval. Pero sin certezas, lo que multiplica la inseguridad de los trabajadores respecto de su situación laboral.

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Desde el Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Olavarría (SOECO) se busca que esta suspensión no se traduzca más adelante en pérdidas de puestos de trabajo. Gustavo Bustamante, el titular del gremio, explicó: «Esto nos preocupa porque si no hay ventas, la situación puede empeorar, y tememos que los empleados de la planta de cerámicos corran la misma suerte que los de ladrillos». Y agregó: «Estamos buscando que no haya despidos. Si en algún momento esto mejora, queremos tener a todos los trabajadores dentro de la planta para poder salir adelante juntos». El dirigente gremial responsabilizó directamente al Gobierno por la situación, denunciando: «Tenemos que sentarnos y negociar. No nos tiene que dar vergüenza decirlo, nos tiene que dar vergüenza este gobierno lo que está haciendo y a los empresarios, no a nosotros. Nosotros estamos tratando de cuidar el mayor empleo posible».