En los primeros cinco meses de la administración de Javier Milei, Argentina experimentó una severa ola de despidos que afectó tanto al sector privado como al público, según un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). El estudio indica que cerca de 200.000 personas perdieron su empleo entre noviembre de 2023 y abril de 2024, y se sumaron más de 10.000 licencias, retiros voluntarios y suspensiones. Luego se repitieron los despidos en el Estado en tandas más pequeñas. La recesión económica, agravada por decisiones gubernamentales, impactó duramente en la construcción y la industria, sectores que concentran la mayoría de las desvinculaciones.
En el ámbito privado, los despidos alcanzaron a 167.205 personas, mientras que las suspensiones rondaron los 10.452 casos. La construcción encabeza la lista de sectores afectados, con 100.000 despidos, seguida de la industria con 76.311 casos. En el sector de servicios, el impacto fue menor, con 1.346 casos. Los despidos en estas áreas responden en gran medida a una reducción de personal en lugar de cierres definitivos de empresas, lo que, según el CEPA, muestra un fuerte sesgo antiindustrial impulsado desde el Gobierno.
El impacto en el sector público también fue significativo, con 29.604 despidos en organismos nacionales y empresas de capital estatal como Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina SE. Estos despidos forman parte de una política de achicamiento del Estado que afecta la prestación de servicios esenciales en áreas como salud y seguridad social. Recientemente, también se cerraron numerosas dependencias de la ANSES y el INTI, generando críticas por el vaciamiento de instituciones clave.
La crisis laboral también se refleja en el cierre de empresas, según datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), sólo durante los primeros seis meses del año cerraron sus puertas 9.092 micropymes (menos de cinco trabajadores) perdiendo sus empleos 15.862 personas en todo el país.
De todos modos, el informe de CEPA subraya que las grandes empresas, que concentran el 74% de los despidos, muestran altos niveles de rentabilidad en un contexto de crisis económica y social. Estudios recientes revelan que sectores como la banca, la industria alimenticia y la exportación de granos registraron aumentos de ganancias superiores al 800% en el último año. Mientras tanto, las pymes, que representan el 26% de los despidos, enfrentan dificultades para mantener sus estructuras debido a su limitada capacidad de adaptación en momentos de crisis, lo cual afecta su competitividad a largo plazo.