Desde comienzos de este año, la tienda de electrodomésticos Ribeiro se encuentra en una crisis de la que no puede salir. En el medio, los trabajadores observan como se les debe sueldos, aguinaldos y cierran locales en varias provincias del país, dejando a decenas de personas en la calle.
La firma, ante este escenario, no dio demasiadas explicaciones y, además de bajar las persianas de distintos emprendimientos en San Luis, La Pampa y Córdoba, comenzó a pagar los sueldos en cómodas cuotas. Pero no está al día: los empleados denuncian que todavía no cobraron septiembre y octubre y el aguinaldo. La situación es tal extrema que muchos trabajadores realizaron medidas de fuerza que incluyeron huelgas de hambre, como en el local de Tartagal, Salta. O un empleado, en señal de protesta, decidió romper la puerta de la sucursal de Caballito con su auto, reclamando que se le abone lo adeudado.
Lejano parece aquél fin de 2015 cuando el actual dueño de la cadena, Manuel Ribeiro, pidió a sus trabajadores por mensaje de WhatsApp que votaran por Mauricio Macri y Cambiemos. Hoy Dan Attie, gerente de la empresa, comenta: “Estamos a la expectativa y esperamos que la incertidumbre electoral y la crisis que impacta de lleno en todos los sectores de la economía motoricen un consumo rezagado hace más de un año”.
Luego añadió: “En junio iniciamos el PPC, trabajamos en conjunto con los gremios para sostener los 1.500 puestos. No hemos cerrado locales en los últimos meses, salvo en una plaza donde teníamos más de uno por localidad. Nuestras ventas cayeron a la mitad. Las tasas de interés se mantienen en niveles imposibles desde mayo del año pasado”.
La devaluación que se produjo a partir del 12 de agosto, que llevó el dólar de los 45 pesos a los 64, es otro factor que pesó en las arcas de la compañía. Así lo describe el empresario: «La devaluación tuvo un impacto contable que ronda los $445 millones, debido a las obligaciones negociables en dólares y a largo plazo».
