¿Conflicto en marcha? Gendarmería y otras fuerzas de seguridad exigen mejores salarios y condiciones de empleo

La gendarmería nacional, como ocurrió en otros contextos políticos, está generando movimientos que vuelven a ubicarla como la fuerza de seguridad más dispuesta a visualizar la disconformidad interna debido a salarios y condiciones de empleo.

De hecho, el incremento del 5% otorgado por el gobierno a partir de los ingresos mensuales, del mes de marzo, no logró calmar el malestar interno, ya que según sostienen -hasta aquí con mucha precaución en la forma elegida para poner en superficie el reclamo-, este incremento, publicado recientemente en el Boletín Oficial, parte de salarios de aproximadamente 750 mil pesos para gendarmes con más de doce años de servicio.

El aumento incluye también al personal de la Policía Federal, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y del Servicio Penitenciario Federal, aunque cada fuerza lo recibe de manera particular.

Desde la administración de gobierno, se argumenta que este porcentaje duplica el otorgado a otros trabajadores del Estado, por lo que según trascendió “la fuerza preferida de la ministra Bullrich”, habría orientado la presentación de esta disconformidad hacia la titular del Senado, Victoria Villarruel, alentados por el alto estima que la primera funcionaria en la línea de mando del Poder Ejecutivo, en reemplazo del Presidente Milei, suele expresar por el rol institucional que cumplen los “trabajadores uniformados”.

Lo cierto es que para esta semana se anunciaron movilizaciones y comunicados de mayor difusión mediática, donde el descontento quede exhibido, también en lo que hace al creciente rol que se le asigna a esta fuerza en acciones de represión desde la asunción del gobierno libertario.

Entre los reclamos planteados, que en verdad cruza también a otras fuerzas de seguridad federales, se demanda la reducción horaria de la jornada laboral “como en otros empleos” de la administración pública.

Y aunque, según se sabe, no hay quejas, por la tarea puntual de tener que contener las manifestaciones callejeras, que a veces incluye la acción de reprimir, sí señalan el costo de los traslados con permanencias en ciudades donde no residen y hasta solicitan contención psicológica, que los fortalezcan en el rol que deben desempeñar, hecho que sí se hizo explícito en cruces con protestas de jubilados y que incluso provocó investigaciones internas para contener la circulación masiva de estas emociones.

Asimismo, en lo que refiere específicamente a la precariedad de los ingresos, explicitan la necesidad de tener que trabajar como “conductores de aplicaciones de transporte”, en sus días libres para generar ingresos adicionales.