Con proceso electoral en marcha, ATSA para en el Hospital Naval, en medio de pérdidas de empleo, más achicamientos y cierres de centros de salud

La Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA) confirmó el paro de 24 horas en el Hospital Naval, debido a la crisis que atraviesa el nosocomio que incluso puede incluir el cierre definitivo, debido a lo que se denuncia como su vaciamiento, con peligro de disolución total, tal como también advierte la Armada Argentina, con la posible pérdida de la fuente laboral de más de quinientos trabajadores.

El gremio que conduce Héctor Dáer, ya en su último período al frente de la organización, realizó la semana anterior, una movilización frente al hospital del barrio de Almagro, donde anunció medidas de fuerza ante el peligro de continuidad de funcionamiento del hospital, sin garantías laborales, reclamando que se cumpla con las normas que rigen la ley de contrato de trabajo en nuestro país, ante el concreto anuncio de cierre del centro de salud para fin de este año.

ATSA se encuentra paralelamente en un avanzado proceso electoral donde la renovación del sindicato, incluye la intención de continuidad del oficialismo sostenida en dos integrantes del actual Consejo Directivo e históricos dirigentes del gremio, como Javier Pokoik, Secretario Gremial y de Organización y Norberto Maschio, Secretario de Prensa. Ambos con alto protagonismo en éste y otros conflictos, inmersos en medio de una situación de gravedad extrema que atraviesa todo el sistema de salud, tanto público como privado.

De hecho, durante las últimas semanas, ATSA también llevo adelante una dilatada negociación con clínicas y sanatorios, que incluyeron medidas de fuerza, estado de asambleas en los establecimientos y movilizaciones, donde si bien se llegó a un acuerdo, las discusiones continúan, ya que el incremento salarial no termina de satisfacer la demanda que surge a partir de la caída del poder adquisitivo real, mientras las cámaras que nuclean a los centros de salud, esgrimen una crisis en la actividad, que podría provocar la reducción extrema de servicios y prestaciones, o incluso el cierre de otros nosocomios.