Cristina, OIT, PJ, CGT y elecciones. Persecución, condena, movilización y cárcel. Flexibilización laboral, mercado financiero y producción Nacional.

Con la agenda marcada para reunión “presencial”, el martes 17, en la sede del PJ de la calle Matheu, la Confederación General del Trabajo (CGT) definirá, al regreso de muchos de los integrantes de su Consejo Directivo de la ciudad de Ginebra, tras la finalización de la última cumbre de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); qué rol de protagonismo asumirá la central sindical, frente a la detención de Cristina Fernández de Kirchner -más allá de la condena explícita a través de un comunicado oficial -, ya con tiempos acotados, debido a su inminente detención efectiva, el próximo miércoles 18, que incluirá una masiva movilización de la que sindicatos, organizaciones sociales, fuerzas partidarias y las dos CTAs, han confirmado que serán parte.

En este sentido, existe una fuerte demanda de muchos referentes del campo laboral, para llevar adelante medidas de acción directa, incluido un paro nacional y el protagonismo de los gremios con diarias manifestaciones de protesta, en espacios públicos y privados.

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El hecho que todo esté ocurriendo en tiempo de descuento para el armado de listas y propuestas electorales, con justamente la Provincia de Buenos Aires en foco reluciente, obliga también a acelerar las decisiones, definiendo paralelamente con carácter de urgente, el rol que tendrá el Partido Justicialista, en el hecho que no sólo la principal referente del Peronismo, como fuerza opositora, sino también quien actualmente ejerce como Presidenta Nacional de la poderosa estructura partidaria electoral; se encuentra inhabilitada de participar en los próximos comicios legislativos.

Se sabe que el encuentro anual del mes de junio en Suiza, además de ser utilizado como escenario tripartito (sindicatos, empresarios y gobiernos participan de los debates y las exposiciones), para exhibir reclamos, denuncias y condenas, también permite encuentros extendidos entre los integrantes de las delegaciones de los diferentes países, para ver con otra perspectiva los contextos y aunar criterios para definir -en este caso específico recargado por cuestiones políticas, partidarias y electorales-, posturas y movimientos, a partir puntualmente, del fallo condenatorio de la Corte Suprema de Justicia a la ex presidenta, por dos períodos consecutivos del gobierno nacional.

Sin embargo, la convivencia con las distintas organizaciones de los trabajadores, paso por diferentes etapas de acercamientos y distanciamientos a los mandatos tanto de Néstor, como de Cristina Kirchner, por lo que al día de hoy, siguen existiendo pase de facturas.

Aunque también es cierto que a esta altura, hay muchos más elementos para asumir posiciones, a la luz de los mandatos de Mauricio Macri, Alberto Fernández y la actual administración libertaria.

Justamente la dirigencia sindical se traerá de Europa, la postura explícita de los principales actores del contexto nacional, en paralelo a los sucesos del (des)orden local, con la visión en vivo y directo de los máximos referentes del empresariado del país, tanto de la actividad agropecuaria, como industrial, mercantil, pública y de servicios, sabiendo si para el mes de octubre estarán más dispuestos a apoyar propuestas que apuesten al mercado interno, para alentar la producción y el trabajo (que hoy exhibe cierre de fábricas, disminución de puestos de empleo, expulsión de mano de obra y reducción de poder adquisitivo), o si en verdad se sienten más cómodos con un modelo económico de esencia financiera, con extrema apertura a las inversiones extranjeras, entusiasmados con lo que el país les ofrece para hacerse de los recursos naturales, orientados específicamente a la energía, la logística, las materias primas y las vías de comercialización sin demasiado rigor aduanero en las fronteras terrestres, marítimas y áreas.

Porque también es cierto que gran parte de la dirigencia empresaria, apuesta a que sea el gobierno de Javier Milei el que lleve adelante una profundización de la flexibilización laboral, reglamentada por ley y que reduzca las herramientas de discusión sindical, incluido persecuciones y eliminación de derechos –como el ejercicio de la huelga-, tal como quedó documentado justamente en la sede de la OIT.