Con idas y vueltas, incluyendo disputas que podrían terminar en compulsas judiciales, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y la Asociación de los Trabajadores del Estado (ATE), pusieron en superficie la compulsa por la representación sindical en los organismos y dependencias públicas, que tiene una larga historia de alta profundización cuando Víctor de Gennaro, era el principal referente de ATE, en tiempos de Carlos Menem, y Andrés Rodriguez iniciaba un camino de crecimiento con UPCN, fortaleciendo la cobertura de la Obra Social del gremio, en tiempos de privatizaciones de empresas del Estado que comandaba el presidente oriundo de la ciudad de Anillaco en La Rioja profunda.
Rodríguez se convirtió en un referente del sector dialoguista, incluso batiendo récords como integrante de la conducción de la CGT hasta la fecha, en el cuasi eterno cargo de Secretario Adjunto. En el presente enfrenta los embates de Rodolfo Aguiar, quien asumió de manera expuesta el mandato de la protesta, ya en tiempos de la gestión de Alberto Fernández, profundizada a partir de las medidas que instrumenta el gobierno de Milei y la hoja de ruta de Sturzenegger, con fuerte presencia de activa movilización en las calles y en los ámbitos de trabajo.
Al mismo tiempo delegados y comisiones internas de ambos gremios (ATE y UPCN), en verdad compañeros de trabajo en diferentes áreas y departamentos del Estado, a veces incluso junto a sindicatos que tienen presencia en las distintas dependencias públicas, se debaten cómo llevar la mejor respuesta a los empleados de esos ámbitos, tanto en lo que hace a las propuestas de retiros voluntarios, como en los acuerdos paritarios que incluyen incrementos salariales con pérdida de poder adquisitivo y el reacomodamiento de cargos y funciones que en muchas oportunidades obligan a renuncias consensuadas o que esconden despidos encubiertos.
En un paralelismo con los ´90, mientras De Gennaro mantenía la banderas tradicionales del ejercicio gremial, con la responsabilidad de asumir la pérdida temprana del máximo referente de la actividad German Abdala, Rodriguez asumió como propio ¨el mandato de la hora¨, que proponía un sindicalismo que intentara modernizarse, incluso participando en la constitución de entidades que administraran fondos de los aportes de los trabajadores como las ART (Administradores de Riesgo de Trabajo), AFJP (Administradoras de Fondos de Jubilaciones), y formando parte del proceso de desregulación de las Obras Sociales, con fusiones y agrupaciones que los propios gremios podían conducir para seguir brindando salud a sus afiliados.
En el caso del empleo público, la venta de empresas como ENTEL, GAS y AGUAS del Estado, Aerolíneas Argentinas, Subterráneos, YPF y Trenes Argentinos, entre otras que pasaron a capitales privados nacionales y extranjeros, produjo una pérdida de fuentes de empleo, que provocó un crecimiento del desempleo, con fracturas pronunciadas en su representación gremial y el nacimiento de los Movimientos Sociales, en aquel tiempo bautizados como Piqueteros, por la ocupación de espacios públicos en su modalidad de protesta.
Abdala y luego De Gennaro serían desde ATE, gremio fundador de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), luego aliada del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), de gran representación de sindicatos del transporte, con Juan Manuel Palacios desde la Unión Tranviarios Automotor (UTA), en la conducción del gremios de los colectiveros y un casi ignoto para la opinión pública Hugo Moyano, que ejercía como titular del aún no tan poderoso Sindicato de Camioneros, que paradójicamente crecería a partir del aumento de la circulación terrestre de mercancías, tras el cierre desde la administración menemista de gran parte del servicio que brindaban los trenes de carga por las vías del ferrocarril.
Hoy la disputa entre Aguiar y Rodriguez parece entrar en un proceso de encontrar caminos de no confrontación exacerbada, una vez que los dos dirigentes exhibieron su potencial para protagonizar un enfrentamiento que probablemente debilitaría a ambos y sobre todo a los derechos de los trabajadores que representan, en medio de gestiones desde las dos CTAs y la CGT, para evitar que la pelea crezca, cuando todos están abocados a disputar las medidas de un gobierno dispuesto a seguir avanzando con la flexibilización laboral, tratando de imponer acuerdos salariales con reducción en el poder de compra de los ingresos.