Ante la crisis económica que atraviesa el país, con pocas perspectivas a futuro y con trabajo precario, 14 mil jóvenes en este año decidieron buscar mejores oportunidades en otro países. Así lo revela la ONG Defendamos Buenos Aires, que asevera que la cifra es la más alta desde 2001.
En un pormenorizado análisis, se advierte que mensualmente 1800 personas entre 18 y 35 años mudan sus sueños a otros territorios, lejos de la Argentina. El director de la entidad, Javier Miglino, comentó que «la crisis económica, con un dólar que pasó de 20 a 60 pesos en poco más de un año y una recesión que -se vislumbra- será larga, obliga a muchos jóvenes universitarios y con formación a buscar nuevos horizontes».
Además de las escasas oportunidades que se presentan, los jóvenes chocan con salarios muy por debajo de la canasta básica que establece el INDEC. «No hay empleos para iniciarse laboralmente, el comercio está arrasado y la industria ha congelado las vacantes, lo que se traduce lisa y llanamente en una búsqueda de trabajo y nuevas expectativas en Europa y los Estados Unidos de América», apuntó Miglino.
En esa línea se expresó Alejandro Servide, director recursos humanos y miembro de Randstad, una reconocida empresa de recursos humanos: “Por las crisis y la devaluación económica, cada vez más los jóvenes profesionales piensan en un futuro en Europa”, dijo.
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“Cuando suceden crisis tan profundas en la Argentina la gente busca otras opciones y, como sucedió el año 2001-2002 en la cual casi 800.000 argentinos se fueron al exterior, hoy estamos viviendo quizás una de las fases iniciales de este impacto”, aseveró Ariel González, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Argentina.
Los que emigran en busca de una mejor chance para su vida saben que en otros países deben comenzar de cero, «con la obligación exclusiva y excluyente a cargo de los interesados de aceptar cualquier tipo de trabajo, cualquier tipo de alojamiento y cualquier tipo de riesgo laboral y social en pos, primero de establecerse y luego de devolver todas las sumas recibidas para el viaje», estableció Miglino. En esta situación, «en general colaboran padres, abuelos, amigos e incluso loa compañeros de trabajo y allegados, porque no solo no es fácil ir a vivir a Europa o Estados Unidos, sino que es terriblemente caro».