Al igual que en otros países de la región, como Chile y Ecuador, en ciudades de Colombia importantes manifestaciones sociales, en las que participaron sindicatos, estudiantes, indigenas y dirigentes políticos, dieron cuenta del desgaste del presidente Iván Duque, a menos de año y medio de haber alcanzado el poder.
Los gremios rechazan de plan reformas para flexibilizar el mercado laboral, se quejan del escaso salario mínimo, y piden cambiar el sistema de pensiones. Los indígenas exigen protección luego del asesinato de 134 campesinos desde que asumió el actual jefe de Estado y los estudiantes reclaman más recursos para la educación pública. El Gobierno respondió militarizando ciudades y decretando el toque de queda en Calí, la tercera localidad más importante del país cafetero, lo que hizo que se multipliquen los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y civiles.
En cadena nacional, Duque manifestó que «al tiempo que reconocemos el valor de la protesta pacífica, también garantizaremos el orden». Además declaró que «podemos tener diferencias y expresarlas pacíficamente. Nuestra invitación es a trabajar juntos y a llevar a Colombia más lejos, unidos como nación».
Su aprobación es muy baja ya que no logra que la economía despegue y, además, intenta poner en marcha medidas antipopulares. Ante los estallidos sociales en Chile o Ecuador, no se descarta que el presidente de marcha atrás con su plan de cambios y convoque a una agenda social para apaciguar el país.