Chile: El movimiento sindical apuesta a capitalizar el descontento social

Las elecciones de Chile de este fin de semana implicaron un verdadero terremoto político en el país transandino, con un indiscutible crecimiento de las opciones de izquierda, especialmente la vinculada al inmenso movimiento popular que conmocionó al país al inicio desde octubre de 2019, y una catastrófica derrota para las derechas y el gobierno de Sebastián Piñera, incluso reconocida por el mismo presidente.

Ninguna de las encuestas previas anticipó este resultado, pese al desprestigio evidente del Gobierno ante la masiva irrupción social que comenzó como resistencia al aumento de los pasajes y terminó cuestionando íntegramente el sistema chileno.

En este marco, Fabián Caballero Vergara, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Municipales de Chile (FENTRAMUCH), y uno de los actuales vicepresidentes de la multisindical CUT, dijo que es momento de que el gremialismo de un paso al frente y esté en sintonía con las nuevas demandas sociales.

«El movimiento sindical debe capitalizar todo el descontento social, todo el desengaño político y toda la dispersión organizativa, pero para eso, necesitamos una central que no actúe con sectarismos partidistas y binominales como lo ha hecho hasta ahora», apuntó.

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«La diversidad del movimiento sindical no tiene cabida en dos partidos que monopolizan toda la actividad de la CUT, necesitamos una dirección sindical monolítica, pero no hegemónica. Necesitamos para los actuales tiempos una CUT que inicie cambios democráticos profundos al interior de su funcionamiento y que se ponga a tono con las transformaciones que la sociedad nos demanda”, añadió.

Consultado sobre el balance que el sindicalismo hace de treinta años de neoliberalismo, marcados por la Constitución de Augusto Pinochet, manifestó que desde hace tiempo vienen dejando en claro que los problemas los de trabajadores «son políticos» “y que por tanto tienen su origen en la mantención de la constitución de Pinochet, Constitución que desde el retorno a la democracia ningún gobierno ha querido cambiar.

Y mencionó la necesidad de “avanzar en transformaciones profundas, de fondo y estructurales, y para eso necesitamos una central de trabajadores profundamente democrática, con más autonomía y con más auto-planificación, que sea un muro de contención a la intervención de gobiernos, de operadores políticos neoliberales disfrazados de progresistas y de las denominadas ONG. Todos ellos desvirtúan las genuinas demandas de los trabajadores, vaciándose de contenido, alterando su orientación política y usándonos como plataforma electoral de los mismos sectores que han gobernado. Necesitamos para los nuevos tiempos, una nueva dirección política de la CUT que contribuya a frenar el deterioro ideológico, la desafección política y la dispersión organizativa de los trabajadores.”