El gobierno de Sebastián Piñera decidió implementar una política de tolerancia cero contra los migrantes sin papeles en regla: ya expulso a 138, en su mayoría venezolanos y colombianos varados en la frontera con Bolivia, y pueden ser más, aseguran fuentes oficiales.
Chile, en pos de agilizar las expulsiones, colocó un avión y micros, con destinos a Bolivia, Perú y Colombia, para los inmigrantes irregulares. En los últimos meses, al calor de la crisis económica, cientos de personas cruzaron la frontera mediante la localidad de Colchane, que se encuentra en el paso fronterizo con Bolivia, una ciudad de apenas 1.700 habitantes.
Esto que sucede provocó una crisis total en la pequeña comuna, algo que reconoció ante El País Javier García Choque: «Hay un momento de colapso, con 1.800 migrantes”, lo que supera a la población total de la zona y ha provocado la saturación de los servicios básicos de una comuna que ya de por sí carece de las infraestructuras fundamentales (además de agua y electricidad, farmacias o supermercados) para “poder responder a las necesidades de las personas, que han vivido violaciones a sus derechos humanos”.
Por otro lado, miembros de la oposición venezolana criticaron la decisión de Chile. Calificaron la medida de «deplorable», «dañina», y contraria a los tratados internacionales.
La decisión del gobierno chileno de deportar a un grupo de venezolanos no es cónsona con la conducta asumida por los gobiernos democráticos venezolanos que recibieron a centenares de chilenos que huían de las dictaduras más brutales y que hicieron de ntro país su segunda patria.
— Julio Borges (@JulioBorges) February 10, 2021
«La decisión del gobierno chileno de deportar a un grupo de venezolanos no está en consonancia con la conducta asumida por los gobiernos democráticos venezolanos que recibieron a cientos de chilenos que huían de las dictaduras más brutales y que hicieron de nuestro país su segunda patria», escribió en Twitter Julio Borges, el «comisionado de asuntos exteriores» del líder opositor venezolano Juan Guaidó.