Finalmente el custodio de las reservas del Tesoro Nacional debió ceder, y a través del Decreto de Necesidad y Urgencia 489, del Ejecutivo, se dispuso la octava suba de las pautas de gastos y recursos para el corriente año, algo a lo que se negaba en ministro en vistas de cumplir su objetivo fiscal.
Pero en medio de la campaña electoral y atravesados por una pandemia que no da tregua, el equilibrio de los números deberá esperar. El Boletín Oficial de este jueves nos “madruga” con la medida -que consta de dos Anexos-, el primero con el detalle de las modificaciones presupuestarias para el resto de 2021 en 716 planillas, principalmente ampliaciones, con la firma del presidente Alberto Fernández y de todo el cuerpo de ministros del Poder Ejecutivo Nacional.
Esta es la octava modificación presupuestaria del año e implica una autorización de ampliación de gastos para todo el año en $708.281 millones, que en los considerandos destaca: “resulta necesario incrementar los créditos presupuestarios para incorporar el impacto de las mejoras en las remuneraciones dispuestas por normas legales durante el presente año”, así como “adecuar las partidas de gastos de las diferentes jurisdicciones para permitir el avance de obras y la atención de gastos vinculados con la extensión de la crisis sanitaria del COVID-19”.
Las partidas intentan también ayudar en la tarea de revertir la desaceleración que la actividad económica tuvo en los últimos meses debido a la segunda ola de Covid, como el Proyecto de Fomento del Empleo para Jóvenes, la Asistencia Financiera a Empresas Públicas para “garantizar el sostenimiento del mercado mayorista eléctrico o la Promoción y Asistencia a Espacios de Primera Infancia, “con el fin de atender acciones en el marco de las Políticas Alimentarias y las Acciones del Programa Nacional de Inclusión Socio- Productiva y Desarrollo Local – Potenciar Trabajo”, entre otras.
Frente a la baja estacional de los recursos tributarios en términos reales, se prevé que el aumento del déficit fiscal será financiado con más asistencia del Banco Central e incremento de la deuda pública de la Administración Central con el sector privado local, algo que va a contramano de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, en pleno acuerdo de la deuda.
Esa es la principal razón por la que el ministro Guzmán se niega a moverse de su centro, pero, cuestiones políticas, vinculadas principalmente a la necesidad de mantener la paz social, con índices de pobreza cercanos al 50% y con una inflación que desacelera casi imperceptiblemente, llevándose todos los recursos que se puedan asignar a los sectores más vulnerables, hacen que la economía no encuentre certezas en el corto, mediano y largo plazo, además de sufrir las convulsiones propias de toda campaña electoral, y hacen también que el nombre del platense aparezca entre los posibles recambios de gabinete a futuro, de no encontrar la fórmula del despegue.
