En distintas ciudades del país se han denunciado faltantes de vacunas incluidas en el calendario nacional de vacunación, desde la triple bacteriana acelular hasta la antimeningocócica o la Sabin. Desde el Gobierno se ha decidido priorizar a los “grupos de riesgo”, pero en algunos casos la provisión no alcanza siquiera para ellos.
En agosto del año pasado el entonces Ministerio de Salud, luego degradado a Secretaría, había suspendido la aplicación de la dosis de refuerzo de la vacuna contra la meningitis para los niños y niñas de 11 años, argumentando “dificultades en la adquisición y entrega” y asegurando que bastaba con aplicarla sólo a los grupos de riesgo constituidos por bebés. En la actualidad en varias provincias se denunció que se está priorizando la aplicación de la triple bacteriana acelular a las mujeres embarazadas, dejando de lado el refuerzo que debería recibirse a los 11 años.
Ante el faltante de la vacuna contra la meningitis, muchos padres decidieron afrontar personalmente el costo (entre 3000 y 4500 pesos) de la vacuna cuyo nombre comercial es Menveo.
El diputado nacional Pablo Yedlin, ex ministro de Salud de Tucumán por 8 años y autor de la nueva ley de vacunas, consideró: “Técnicamente, lo que los grupos de vacunación hacen frente a la falta de insumos es priorizar a los grupos de mayor riesgo, pero esa priorización atenta contra la calidad del esquema de vacunación que la Argentina se vanagloria de tener como uno de los mejores de América, pero que definitivamente si empezamos a no cumplirlo, generará problemas”. Luego añadió: “Las priorizaciones se han hecho en el caso de la triple acelular al no vacunar a los chicos de 11 años, y se está priorizando a los más chiquitos con la del meningococo, pero ni siquiera así estarían alcanzando las dosis”.
En cuanto a la nueva ley de vacunas, el diputado señaló: “Por sí misma no logra asegurar los insumos: la ley prevé que el responsable de garantizarlos es el ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, que debe generar la previsión y las compras necesarias para que estas cosas no sucedan”. Yedlin aseguró que no hay una intención del Gobierno de recortar el presupuesto para vacunas, pero añadió que “al tratarse de un insumo dolarizado, el efecto de la devaluación del año pasado seguramente tiene relación con la falta de vacunas”.
Pablo Bonvehí, quien integra la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain), explicó: “Que se discontinuen las vacunas genera un gran impacto no solo en la población sino también en el equipo de salud. Bajan las coberturas que son difíciles de recuperar, se pierde la confianza en el sistema y se corre el riesgo de la aparición de casos de enfermedades que están controladas”.
Por su parte, Silvia González Ayala, también integrante de la Conain y profesora titular de la cátedra de Infectología de la facultad de Ciencias Médicas de la UNLP, detalló: “Ha faltado la vacuna Sabin, que es una de las más aceptadas por la población por su tiempo de uso, y realmente fue muy triste ver vacunatorios con el cartel colgado de ´no hay vacuna Sabin´. Han faltado alternativamente esa, la triple bacteriana acelular, la antimeningocócica, la del virus del papiloma humano… en fin, un panorama muy complejo, y todo esto va incidir lógicamente en las coberturas”. Y concluyó anticipando un “descenso en las coberturas” para este 2019.