Según un informe difundido por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), en los últimos tres años se registró un “impacto negativo” en la actividad económica que afectó a “un número importante de empresas”. Según el estudio, desde el inicio del gobierno de Cambiemos se registraron 246 procesos preventivos de crisis (PPC) y 2.177 quiebras sólo en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Durante 2018 desaparecieron cerca de 10 mil empleadores y sólo en los primeros tres meses de este año se presentaron 30 PPC, casi el 50% de lo registrado en todo 2017.
La recesión económica viene golpeando duramente a la industria y el comercio, entrampados en un esquema que por un lado aumenta constantemente los costos (tarifas, impuestos, cargas sociales, combustibles, etc.), haciendo que el esquema productivo ya no cierre, y por otro genera una fuerte caída del poder adquisitivo de los salarios, que se tradujo en un catastrófico desplome del consumo en el mercado interno. Así, las empresas que no han logrado compensar su caída de ventas por la vía de las exportaciones, se ven condenadas a la reducción o el cierre.
En ese escenario, además, la inflación no parece dar señales de detenerse, superando un 10% en el primer trimestre del año, con perspectivas de superar el 40% en el año, muy por encima de los pronósticos oficiales del 23% que se incluyeron en el Presupuesto 2019. En ese escenario, los salarios perdieron por lo menos 12 puntos promedio en cuanto a su poder adquisitivo, también golpeados por el constante aumento de tarifas, transportes, alimentos y otros gastos, que no fueron compensados por las diversas negociaciones paritarias.
Algunos de los casos más difundidos de empresas que presentaron PPC en los últimos meses fueron los de la embotelladora local de Coca-Cola, la láctea Verónica, Fate, Avian Líneas Aéreas, Editorial Atlántida y Winery (vinos). Por otro lado, un gigante como Molinos Cañuelas debió pedir un préstamo de emergencia del BICE para no bajar las persianas, destino que no pudieron evitar locales gastronómicos históricos como Rodizio, Clo-Clo, Los Maizales y Plaza del Carmen, el shopping Del Parque y tantos otros. La cadena Musimundo cerró decenas de locales, Tsú cosméticos clausuró fábricas en el conurbano, marcas de indumentaria como AY Not Dead, Wanama, Cook, Legacy también cerraron locales.
CEPA confirma que en 2016 se registraron 666 quiebras, en 2017 el número se elevó a 716 y a 795 el año siguiente. Los PPC pasaron de 210, a 227 y 368, en los mismos años. Confirmando el panorama crítico en el área venta, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) reveló en su informe de enero-febrero que se contabilizaron 245 locales vacíos en la Ciudad de Buenos Aires y una caída del 15% en las ventas minoristas en febrero, con 15 meses consecutivos en baja, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El desplome de ventas también fue confirmado por el Indec, que hace pocos días confirmó un retroceso de 10,5% para los supermercados y 15,1% para los shoppings, con siete meses en baja.
Según un relevamiento de la ONG Defendamos Buenos Aires, sólo en el mes de enero cerraron 2.536 locales sólo en la Ciudad de Buenos Aires y Conurbano. El titular de la ONG, Javier Miglino, explicó: “Fue un enero negro que nos dio un promedio de 82 cierres por día. En promedio, cada espacio tiene un dueño y tres empleados, lo que significa que se perdieron más de 10.000 puestos de trabajo. Es el peor número desde que comenzamos a hacer este relevamiento, hace cinco años”.
Las proyecciones para la industria en este año son muy poco alentadoras, con una fuerte caída de la producción en 2018 y cientos de miles de puestos de trabajo perdidos, particularmente en sectores como el automotriz, el textil y el de calzado. Según Alicia Hernández, titular de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, el sector textil “está destruido”: “Tenemos convocatorias y cierres de plantas. La perspectiva no es de recuperación, porque vienen aumentos de tarifas, la inflación no se termina de dominar, y las tasas son muy altas”.