Con el objetivo de sancionar la reforma previsional, el gobierno de Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, negoció con los bloques de la oposición concesiones para que su iniciativa llegue a buen puerto. Los trabajadores, nucleados en CUT juntaron firmas para rechazar los cambios en el sistema de jubilación y preparan medidas de fuerza.
El Gobierno espera que la reforma ahorre unos 1,6 billones de reales (407.150 millones de dólares) en una década después de su aprobación legislativa. Las modificaciones que debate con la oposición, según señalan fuentes del Planalto, no deberían afectar el monto de fondos fiscales que se ahorrará. Distintos funcionarios recordaron que se necesita subsanar el déficit fiscal y fue una propuesta clave en la campaña electoral del Presidente.
¿Qué cambios existieron con respecto al proyecto original? En principio, se retiró la obligatoriedad de recoger el FGTS (Fondo de Garantía de Tiempo de Servicio), un fondo que saca el 8% del salario del trabajador que ya jubilado continúa trabajando.
También se aceptó excluir del texto la concentración de acciones judiciales sobre la reforma de la Previdencia en Brasilia y la exclusividad del Ejecutivo de proponer cambios en la misma, algo que limitará el poder del Planalto en el sistema de pensiones y jubilaciones.
