Biden insiste con sus medidas «populistas» y logra el apoyo de empresarios y hasta el FMI

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, piensa avanzar a fondo con su plan de infraestructura de dos billones de dólares que planea financiar con una suba de impuestos a las grandes empresas del 7%, lo que de inmediato despertó rechazo de la oposición y hasta apoyos inesperados, como los del FMI e importantes ejecutivos.

Los legisladores republicanos se opusieron al plan y, algunos demócratas, en particular del ala moderada del partido, buscan que la financiación «pase por otro lado», como dejaron trascender, lo que evidencia la tensión entre la Casa Blanca y los legisladores de su propio partido.

Por lo pronto, la administración de Biden se comprometió a ser flexible en los detalles y escuchar alternativas para financiar el plan pero lo fundamental, esgrime, es que se financie con un alza de tributos a grandes compañías.

En este marco, autoridades del Fondo Monetario Internacional apoyaron la idea de elevar los impuestos a las rentas corporativas y negociar un tributo mínimo global, indicando que las empresas y personas «acaudaladas que han prosperado durante la pandemia» pueden aportar más al fisco.

«El FMI hace un llamado por un impuesto global corporativo como una forma de terminar con esta carrera de las empresas por reducir sus tributos al mínimo», dijo el director de asuntos fiscales del FMI, Vitor Gaspar.

«Y este es un tema muy importante, a fin de garantizar que los gobiernos tengan recursos para varias prioridades de gasto que deben abordar», declaró. Incluso el fundador de Amazon, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo según la revista Forbes, apoya el aumento del impuesto de sociedades propuesto por el presidente de Estados Unidos.

Biden toma medidas «populistas» para reactivar la economía

“Reconocemos que esta inversión [el plan de infraestructuras] exigirá concesiones de todas las partes, tanto en los detalles de lo que se incluye como en cómo se paga (apoyamos un aumento del impuesto de sociedades)”, señaló el ejecutivo.

Para el líder de la Casa Blanca, “es momento de reconstruir nuestra economía de abajo a arriba, de izquierda a derecha. El plan de empleo nos hará más competitivos a nivel global (…) Los contratos serán para empresas estadounidenses, formadas por trabajadores estadounidenses y utilizando materiales y productos estadounidenses”.

Agregó que el plan permitirá a Estados Unidos “ganar” la competencia con el régimen de Xi Jinping (China): “Nos hará más competitivos en todo el mundo, promoverá nuestros intereses de seguridad nacional y nos pondrá en una posición para ganar la competencia mundial con China en los próximos años».