Según el informe Perspectivas Económicas Mundiales que elabora el Fondo Monetario Internacional (FMI), nuestro país ocupa el sexto lugar en el ranking mundial de inflación. Apenas 17 países superarían los dos dígitos de incremento de precios durante 2019 y la Argentina se encuentra sexta en ese ranking, según las proyecciones oficiales de un 30% para todo el año. Sin embargo, si se toman en cuenta que diversos estudios privados apuntan a cifras superiores a un 40%, estaríamos en condiciones de destronar a Zimbawe y acceder al podio.
El primer puesto indiscutido lo tiene Venezuela, con una inflación superior a los 10.000.000%, el segundo puesto lo ocupa Sudán con una proyección de 56.2% anual, seguido por Zimbawe (40,1%), Sudan del Sur (35,9%), Iran (31,2%) y Argentina (30,5%). Completan el top ten Liberia (21,8%), Uzbekistan (15,7%), Turquía (15,5%) y Angola (15%).
El informe del FMI espera una recuperación de la economía nacional para el segundo semestre del año, aunque reconoce la existencia de “riesgos considerables”, y un descenso de la inflación que permita llegar al 30,5% a fin de año, en línea con los pronósticos oficiales. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central anticipa un 36% y diversos analistas privados sostienen que se superará el 40%.
El Fondo advierte una “recuperación precaria” en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo y reivindica la política de “ajuste en sus políticas económicas necesario para reducir los desequilibrios financieros y macroeconómicos” para países como Argentina y Turquía, algunos de los emergentes que atravesaron crisis más profundas durante el año pasado.
De todos modos, las perspectivas del organismo internacional a nivel global no son tan optimistas ya que advierte que “los riesgos a la baja para la economía siguen siendo considerables y su materialización podría llevar a un cambio en las preferencias de los inversionistas, abandonando los activos en pesos y presionando a la moneda y la cuenta de capital”. En ese marco, considera que para nuestro país “la implementación continua del plan de estabilización en el marco del programa de reforma económica apoyado por el FMI es crucial para apuntalar la confianza de los inversionistas y restaurar el crecimiento sostenible que eleva los estándares de vida de todos los segmentos de la sociedad”.