Lo remarcó el presidente al inaugurar el 56 coloquio de IDEA, donde insistió en dejar de lado los enfrentamientos y ponerse en conjunto a trabajar para salir del “pozo” en el que la Argentina se encuentra y a la que responsabilizó en gran parte al gobierno de Mauricio Macri y el endeudamiento heredado.
Ante los empresarios, Fernández, vía virtual descartó una devaluación y aseguró que “jamás tocaría los depósitos en dólares”, cuestión que circula y genera desconfianza en el gobierno.
El jefe de Estado buscó darle previsibilidad al sector privado y llevarles tranquilidad a los ahorristas en dólares durante su discurso en el Coloquio que todos los años reúne a los principales empresarios del país.
“Tenemos problemas y hoy mismo enfrentamos un problema por la falta de divisas que heredamos, por una desconfianza que se crea porque se repiten cosas que no son ciertas, desde los que plantean que se viene una devaluación o que podemos quedarnos con los depósitos de la gente”, disparó.
Fernández utilizó un tono pacifista y buscó generar puentes de consenso con los referentes de las principales compañías del país pero hizo hincapié varias veces en que “el mayor flagelo es la intolerancia, la descalificación del otro por no ser como yo, por no pensar como yo. Eso nos ha llevado a una Argentina dividida que no tira para el mismo lado. Esa Argentina dividida solo trae problemas”, uno de ellos es el enfrentamiento entre los trabajadores y los empresarios a quienes necesitamos “en la misma vereda”, afirmó.
“Mejoremos con otro lógica, pongámosle al capitalismo al que todos adherimos, la cuota de solidaridad que necesita y que el Estado fije reglas claras y precisas”, remarcó en su alocución, en la que hizo duras críticas a la herencia que le dejó el gobierno de Mauricio Macri y argumentó que la aparición del coronavirus condicionó todos los planes que tenía para buscar una recuperación: “El país estaba en terapia intensiva después de haberse endeudado locamente, pedirle más plata al FMI y permitir que la plata se fugue. Llegamos a una Argentina recesiva que había cerrado más de 25 mil pymes, había potenciado el desempleo y la precarización del trabajo”, puntualizó.
“Nosotros llegamos con toda nuestra fuerza y ganas de terminar con la pobreza y poner en marcha la maquinaria de la producción y el trabajo, pero a los 3 meses apareció el primer caso de coronavirus y todo nuestro objetivo cambió porque tuvimos otras urgencias”, justificó.