En Brasil culpan a la huelga (de 10 días) de los camioneros de mayo último por el derrumbe de la producción industrial. Ese mes los transportistas pararon un 30% del mes, un lapso suficiente como para provocar una caída de 11% en los bienes fabricados por el país.
Y no sólo eso: la Confederación Nacional de la Industria (CNI) sostiene que no habrá recuperación en lo que resta del año si no se recupera la confianza empresarial. Una situación que tiene emparentamiento con la nuestra: la economía brasileña presenta también un elevadísimo déficit fiscal, una importante deuda interna creciente y un desempleo que roza el 13%.
No todos están de acuerdo en adjudicar la caída al paro de camioneros. Algunos expertos sostienen que debe adjudicarse también a la desocupación y la caída salarial que empujó el consumo cuesta abajo. Prueba de esto es el pésimo desempeño del sector de bienes durables, generalmente asociado a la demanda doméstica que se achicó un 27,4% al igual que el sector automotor que se desplomó un 30%.
“Ese paro afectó porque no se recibían materias primas para la producción. Pero también porque el stock de bienes no conseguía ser distribuido en el mercado. De modo que no justificaba para las empresas seguir produciendo al mismo ritmo”, indicó André Macedo, el director de estadísticas del IBGE.
Hay devaluación del Real y sin confianza no habrá inversión, por lo que no se prevé reactivación en lo que queda del año motivo por lo que la balanza comercial también comenzará a ir en picada.
