Nadie tiene la silla asegurada todavía en los cargos ejecutivos. El Ministerio de Trabajo es ejemplo de ello pero parece más amplio. También podría extenderse a Desarrollo Social, a Transporte y a otras áreas donde continúan los recambios y designaciones.
El más convulsionado, al momento, es el ministerio de Claudio Moroni donde está literalmente «todo parado». El presidente, Alberto Fernández, de momento «no quiere firmar nada», así lo aseguran fuentes de la misma cartera.
Por ese motivo, las segundas y terceras líneas «se buscan». A punto de cumplirse un mes de mandato, los únicos que tienen firma al momento, además del titular, son: el subsecretario de gestión administrativa, Marcelo Bufacchi y Marcelo Bellotti, secretario de Trabajo, nadie más.
Uno de los lugares más codiciados dentro del organigrama, la Secretaría de Empleo, volvió a quedar vacante por segunda vez, ya que Mónica Litza, la ex diputada de Avellaneda, se sabe que por su experiencia ocupará un lugar «destacado dentro del gobierno» pero que finalmente no será éste.
También está en duda nuevamente otro lugar de disputas: la Dirección de Asociaciones Sindicales, en la que después de muchas idas y vueltas había sido designada la abogada de Taxistas, Mónica Risotto, del riñon de Omar Viviani.
Las razones no están claras, pero obedecen a pujas internas y a distintas presiones que ejercen, entre otros, el camionero, Hugo Moyano, cuyo hijo, Facundo, casualmente se reunió ayer, con Mario Meoni, de Transporte, para hablar de sus proyectos legislativos de
alcohol cero al volante, Plataforma de transporte público, Sistema de seguridad que detecte fatiga o exceso de velocidad y Programa Nacional Educación vial.
En el almuerzo del presidente, Alberto Fernández con Sergio Massa -donde dieron forma al temario de sesiones extraordinarias – podrían surgir, aunque fueron herméticos, novedades respecto a nuevos nombres. O no tan nuevos, pues Raúl Pérez, el diputado nacional, hombre muy cercano al tigrense podría ser candidato a quedarse con Empleo como se pensó en un principio.
Según cuentan los protagonistas «no hay motivos para la ofensa», no hay temas personales, la cuestión es «global». Se están revisando todas las designaciones: las que provienen del massismo, Cafiero, las del Movimiento Evita.
Mientras tanto, aquellos funcionarios que en estos días ya aceitaban sus mecanismos de arranque en sus distintos despachos, descuentan que formarán parte de «este gobierno» y así se los ha hecho saber el mismo Fernández.
