A 47 años de su asesinato Rucci pone a prueba el «peronómetro» en la Provincia de Buenos Aires

Un homenaje a José Ignacio Rucci en el recinto de la Legislatura Provincial está siendo resistido, según denuncian referentes opositores, por legisladores del bloque del oficialista Frente de Todos, en una postura que encabezarían diputados del así llamado «sector duro» del kirchnerismo.

Todo se inició a partir de una propuesta del diputado de «Juntos por el Cambio», Mauricio Viviani, frenada en la comisión parlamentaria, que ahora, según afirman fuentes legislativas podría revisarse, ya que el oficialismo siente que cayó en la discusión de «un tema que deberíamos haber resuelto de manera mucho más inteligente».

De hecho se sabe que hay negociaciones de varios referentes en las cámaras del oficialismo bonaerense de origen gremial y del riñón partidario, para que se llegue a un consenso que permita realizar el homenaje en el salón legislativo, al histórico secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica y de la Confederación General del Trabajo.

En ese sentido, justamente la actual conducción de la CGT dio a conocer su posición frente a ésta disputa con foco en la legislatura bonaerense, destacando a Rucci como un «militante de la lealtad a los principios del Justicialismo y un ejemplo como dirigente sindical que aún en momentos extremadamente difíciles y a riesgo de su propia vida, siempre mantuvo un estricto vínculo con los trabajadores para ejercer la defensa de los derechos laborales».

Al momento de ser asesinado, Rucci estaba llevando adelante un pacto social con sectores empresarios, encomendado por el propio presidente Perón.

Incluso hay historiadores que afirman que esta fue la principal razón de su asesinato para así también permitir el avance de sectores para policiales y para militares que intentaban desestabilizar la frágil democracia de esos tiempos.

De hecho, sectores radicalizados de organizaciones armadas juveniles de aquellos años, junto al accionar de la apenas oficializada ´Triple A´, encontraron en la figura de Rucci -un dirigente muy querido por Perón-, la posibilidad de acrecentar un enfrentamiento armado que luego traería consecuencias nefastas para el país, entre ellas la instalación de la sangrienta dictadura cívico-militar en marzo del ´76, que llevó adelante un genocidio con tortura, desaparición y muerte de dirigentes gremiales y políticos de distintos partidos, a partir de la puesta en marcha de un plan de exterminio de personas.

Por esto mismo, más allá de discusiones jurisdiccionales (Rucci fue atacado en el barrio de Flores de la Ciudad de Buenos Aires, aunque su hija Claudia es hoy senadora provincial), lo que haría que éste debate también se traslade a la legislatura porteña, y las nunca faltantes chicanas políticas, hay quienes esperan subsanar estas diferencias presentes y que el jueves 25 de septiembre cuando se cumpla un nuevo aniversario de su muerte se lleve a cabo el correspondiente homenaje, al hombre que inmortalizó su figura en la fundacional imagen del «paraguas», cuando ejerció la simbólica protección a Perón en las primeras horas de su regreso a la Argentina.