Se anticipó desde el gobierno que durante la cumbre que mantendrán el próximo 16 de enero, el presidente Mauricio Macri y su par de Brasil, Jair Bolsonaro, en Brasilia, acordarán avanzar sobre la firma de distintos acuerdos bilaterales que ya intentarían concretarse “por fuera” del Mercosur.
Luego de responder amablemente en las redes sociales el saludo que hizo el presidente Macri por la asunción de su mandato, Bolsonaro expresó: «Gracias por sus palabras, Presidente. Sin dudas, Brasil y Argentina van a caminar juntos en direcciones diferentes a las pasadas por los últimos gobiernos. ¡Un gran abrazo!».
Finalmente los encuentros que ya pudieron haber ocurrido entre ambos, fueron evitados: la visita del Bolsonaro al G20 en Buenos Aires y la presencia de Macri en la Asunción en el palacio de Planalto pero ahora la expectativa crece porque ya es hora de concretar el encuentro.
Los ejes de la agenda común previstos para dentro de dos semanas serán: la disolución de la resolución 32/00 que precisamente prohíbe las negociaciones de algunos de los miembros sin el aval del resto; la eliminación o recorte profundo del arancel externo común; y la política general del bloque respecto de Venezuela, donde las corrientes migratorias preocupan tanto a la Argentina como a Brasil.
Según trascendió, Bolsonaro propondrá formalmente al Mercosur una fuerte flexibilización que podría significar la transformación de la unión aduanera en una zona de libre comercio, aunque las fuentes locales se inclinan por un escenario menos drástico, con una ampliación enorme de la lista de excepciones al arancel externo común (AEC) para que cada país negocie sus reglas, lo cual abre un gran interrogante sobre el impacto en la Argentina.
El interrogante que «Macri buscará responder en la reunión, es si el cambio en el arancel externo común que desea su par brasileño es para beneficio de su país, afectando sectores industriales nacionales, o si beneficiará a los distintos socios comerciales para dinamizar las economías asociadas».
Hoy muchas pymes industriales que mantendrían su beneficio de ingreso sin pago de arancel, -unas 3.000 empresas exportadoras a Brasil- podrían perder la exclusividad con esa preferencia arancelaria y se someterían a una competencia con empresas de terceros países que hoy deben pasar por el arancel externo. Si se calcula que las exportaciones a Brasil podrían elevarse en 2018 a unos u$s11.100 millones puede estimarse que llegarán a representar el 18% del total exportado por la Argentina, por encima de los últimos tres años pero aún lejos de los niveles previos al 2015.
Las importaciones desde Brasil, por su parte, alcanzarían en 2018 los u$s16.000 millones y representarían casi 24% del total importado por Argentina. «Se entiende que el propósito es lograr que el rígido arancel externo común, que es de los más altos del mundo hoy, no sólo sea reducido sino que además pueda ser reemplazado por regulaciones que permitan a cada miembro del bloque lograr acuerdos comerciales o económicos internacionales bilaterales», afirmaron fuentes gubernamentales.