Lo que dejó el paro de colectivos. Las dudas. Fernández y la UTA en la continuidad del conflicto

Tras el fin del paro de colectivos impulsado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) que se llevó adelante este martes, quedó abierta no sólo la resolución del reclamo salarial de los choferes sino que además se profundizaron las grietas internas al gremio que encabeza Roberto Fernández. El paro fue contundente en casi todo el país (en cuatro provincias el gremio no se adhirió a la medida de fuerza) y los empresarios siguen afirmando que tras el fin oficial de los subsidios, las cuentas no les cierran para cubrir el reclamo salarial, pese al reciente aumento de las tarifas. El escenario anticipa nuevos conflictos más temprano que tarde.

La Secretaría de Transporte calificó al paro, por el que se reclamó un aumento del 40% de los salarios (para llevar el mínimo de los actuales 1,2 millones de pesos a 1,7), como una medida “extorsiva” por parte del gremio, acusándolo de “tomar de rehenes a los pasajeros”. Las cámaras empresariales del sector ofrecieron apenas un aumento del 6%, escalonado, que llevaría el básico a $1.270.000 pesos. En este sentido, coinciden con la posición del oficialismo, que busca no convalidar aumentos que superen el 2% mensual, continuando con su estrategia de ponerle techo a los salarios por debajo del aumento de los precios como herramienta antiinflacionaria. Extraoficialmente, se hablaba de una reunión tripartita este miércoles para continuar con las negociaciones.

La UTA confirmó el paro de colectivos de este martes, pero hay líneas que darán servicio y dudas sobre el acatamiento a la medida de fuerza

El presidente de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), Luciano Fusaro, sostuvo que las empresas no pueden solventar el reclamo salarial de los choferes, en tanto tienen «congelados los ingresos», aunque reconoció que es “justo” el planteo de los choferes en relación con la inflación: “Como empresarios nos gustaría darlo, pero el problema es que tenemos el boleto congelado desde hace nueve meses». El pasado 1 de mayo, los boletos volvieron a aumentar un 6% tanto en CABA como en provincia. De todos modos, Fusaro consideró: “Estamos muy lejos. Un salario de 1.700.000 implicaría un aumento del 60% de las tarifas porque la tarifa es el 30% y el costo laboral es el 45%. Tendríamos que llevar el boleto mínimo de 450 a 700 y el de las líneas nacionales a 600 cuando hoy está 360. Es algo que está fuera de parámetro».

La medida de fuerza afectó a más de 300 líneas de colectivos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y en distintas provincias del país, pero varias líneas de las empresas Metropol y DOTA (tanto de CABA como de la Provincia de Buenos Aires) no se sumaron a la medida de fuerza. Algunas líneas de colectivos, además llevaron adelante movilizaciones y cortes de calles. Un grupo de choferes de la empresa El Nuevo Halcón, de la línea 148, cortaron parcialmente el Puente Pueyrredón y choferes de la línea 60 también cortaron la Panamericana. Algunas unidades de la empresa DOTA que prestaban servicio fueron atacadas a piedrazos en el Acceso Oeste.

Esto refleja una interna entre los choferes de colectivos, ya que la mayoría de los choferes de DOTA son afiliados a Unión de Conductores de la República Argentina (UCRA) que lidera Miguel Bustinduy. Desde la empresa afirman que dieron “libertad” a los choferes para elegir si adherían o no al paro. La conducción de Roberto Fernández considera que se trata de un gremio “amarillo”, afín a la empresa. Bustinduy, por su parte, que le disputó la conducción del gremio en varias oportunidades, manifestó: “No vamos a parar. Creemos que es necesario recomponer el salario de los trabajadores y la actividad que quedó diezmada, pero no creo que sea Roberto Fernández quien pueda cambiar la situación».

En medio de la interna gremial además hubo un paso de comedia con el supuesto “secretario Gremial” Gabriel Gusso, quien en algún momento anunció a los medios que el paro iba a continuar por tiempo indeterminado. El planteo fue rápidamente desmentido por la UTA, quien negó que Gusso tuviera un cargo, por lo que luego se supo que el autodefinido secretario gremial en realidad maneja sólo una cuenta de Tik Tok no oficial de la UTA, lo que no fue obstáculo para que siguiera presentándose en los medios. Más allá de las declaraciones del falso dirigente, el gremio no explicitó ningún plan de continuidad para el conflicto, aunque el reclamo salarial planteado quedó lejos de ser satisfecho.