Desde la Asociación del Personal Jerárquico del Gas (APJ Gas) hicieron público un comunicado en el que cuestionan la decisión oficial de frenar el proyecto de construcción de una planta de procesamiento y exportación de Gas Natural Licuado (GNL) que iba a construirse en la localidad rionegrina de Punta Colorada, optando por firmar un contrato con barcos licuefactores flotantes de nacionalidad extranjera, lo que cancela además cientos de puestos de trabajos potenciales.
Según denunciaron desde el gremio «los poderosos globales» del sector gasífero, finalmente «impusieron sus condiciones para que Argentina no tenga su propia planta de procesamiento y exportación de gas natural al mundo», por lo que hoy tanto el sector empresarial como el Gobierno nacional y el de la provincia de Río Negro «hacen esfuerzos mediáticos enormes para explicar que la explosión de inversiones y puestos de trabajo que se iba a producir con la construcción en Punta Colorada será reemplazada por un contrato con buques licuefactores flotantes extranjeros y/o con alguna compra de nuevos buques».
«Eso implicará barcos de propiedad foránea, trabajadores de otros países del mundo y solo pago de impuestos del fluido que eventualmente se exporte. Es más, tratan de convencernos de que la construcción de dicha planta nunca estuvo seriamente consolidada en los planes de las empresas impulsoras del proyecto. Todo esto con total naturalidad. Si hubiera sido así, toda la discusión política sobre el emplazamiento de la planta en cuestión, en la provincia de Buenos Aires o de Río Negro, no hubiese existido y el proceso de exportación de gas natural estaría mucho más cerca de concretarse. Es obvio que jugaron otros factores», denunciaron.
Luego explicaron que la falta de planificación estratégica sobre el uso racional del gas deja al país sometido al resultado de una «puja entre privados» (con episodios como «la deserción de Petronas, la incorporación silenciosa de Shell y PAE», «la amenaza de PAE con promover la exportación desde Bahía Blanca mediante un proyecto paralelo al de Punta Colorada») y a la presión de los constructores y mayores transportistas de GNL en el mundo (EE. UU., Corea del Sur, Japón, Noruega, Italia, Gran Bretaña, Rusia, Qatar, Malasia) para que sus buques sean los que procesen y transporte el gas que se exportaría desde nuestro país.
Al respecto, desde APJ Gas concluyeron: «Además, todo este contexto internacional está atravesado por una disputa feroz entre las constructoras y operadoras de gasoductos y los conglomerados que quieren imponer el GNL como el combustible de mayor presencia en el futuro y con mayor peso en el comercio energético mundial. Sin política propia que garantice el procesamiento y la industrialización del gas natural en nuestro territorio, será difícil disputar este partido global. Peor aún, todavía existen discusiones sobre la construcción del segundo tramo del Gasoducto Néstor Kirchner (rebautizado Perito Moreno) para transportar y distribuir gas natural a los argentinos/as, tan necesario para el consumo interno como para la exportación a Brasil, vía Bolivia».